La nueva relación con el Congreso deja a Duque peor que antes

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Las reuniones del presidente Iván Duque con las bancadas de congresistas gobiernistas e independientes de la semana pasada dejaron un balance negativo para el Gobierno.

Foto: Presidencia

Nación | Tomado de La Silla Vacía,  Por Julián Huertas | Política |
 Eso 

porque las presentó como el inicio de una nueva relación con el Congreso, en la que primaría la construcción de un gran acuerdo programático para sacar adelante las agendas legislativas de Duque y los partidos, pero terminaron sin acuerdos, sin sumar nuevos aliados (Cambio y los liberales eran la clave) y con resultados negativos de una de las bancadas gobiernistas y de una de las independientes.

 A la vez, Duque demostró que se mantiene fiel a su postura de no ceder representación política o burocracia, a cambio de apoyos en el Congreso.

 Estas son las principales conclusiones:

 1) Las reuniones con los partidos fueron más tilín que paletas

A finales del año pasado, después de un mal semestre en materia legislativa, el Gobierno dejó el mensaje de que iba a armar una nueva relación con los congresistas a partir de acuerdos legislativos. Para ello, las reuniones de la semana pasada eran un primer paso.

En ellas se habló que el Gobierno quería priorizar en proyectos como la Ley TIC, la reforma política y las leyes anticorrupción  que quedaron pendientes, a pesar de eso no hubo espacio para llegar a acuerdos programáticos concretos.

“Duque nos habló de su Plan Nacional de Desarrollo, y la ministra del Interior sobre algunos proyectos, pero no quedó claro el acuerdo programático”, le explicó a La Silla un congresista de Cambio Radical.

El resultado fue conformar mesas técnicas por partido, sin que sea claro qué proyectos se discutirá en ellas, cuándo serán ni hasta dónde tengan la capacidad de dar el salto de acuerdos sobre temas o proyectos puntuales a una coalición más amplia, que le asegure al Gobierno las mayorías que le han sido esquivas.

Pues los congresistas presentarán sus iniciativas, pero todavía no se sabe qué tendrá el aval de Duque.

2)  Los liberales no sólo no fueron sino que se alejaron de Duque

La decisión de la bancada liberal de no asistir a la reunión, que lideró el expresidente César Gaviria, dejó sobre la mesa el mensaje de que las reuniones no eran atractivas. Eso puso a tambalear la propuesta de una nueva relación, basada en puntos concretos de las agendas políticas del Gobierno y los partidos, que estaba tratando de impulsar Duque. 

A pesar de que, COMO CONTAMOS, la decisión mostró una división en el partido, fue más fuerte la cohesión pues ninguno de los congresistas que sí querían asistir terminó haciéndolo.

La distancia que tomaron frente al Gobierno ratificó que era difícil que a punta de reuniones Duque lograra acuerdos, pues como contamos desde al año pasado, esa bancada busca representación política en el Gobierno.

Eso alejó de Duque a los únicos independientes con los que el año pasado puedo llegar a un acuerdo, cuando apoyó la bandera liberal de crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología a cambio de que votaran positivamente la conciliación de la Reforma Política, como ocurrió.

Además, aunque el Gobierno parecía tener una oportunidad por la molestia que creó entre algunos representantes liberales la decisión de Gaviria, esa división cedió, en parte porque el ex presidente tiene el poder de dar avales para las elecciones de octubre y en parte porque éste convocó a una bancada de Cámara este miércoles para discutir lo ocurrido.

3)  Cambio Radical mantuvo la distancia

La reunión con Cambio Radical, el viernes al mediodía, arrancó con el pie izquierdo porque el jefe de ese partido, el ex candidato presidencial Germán Vargas Lleras, anunció que no iría.

En su lugar designó como voceros a cinco congresistas, lo que le bajó el nivel al encuentro que ya no era de las cabezas del Gobierno y el partido, y mostró que más que una gran cumbre política era un encuentro mecánico.

Con ese mensaje fue más amable que el de Gaviria pero mostró poco interés de un político que se ha caracterizado por hacer alianzas, en construir una de ellas – por lo menos en este momento y cuando la campaña electoral empieza a calentar motores.

Según un congresista que estuvo en la reunión, Duque la abrió hablando de algunos de los proyectos que Cambio presentó al Congreso, como las reformas pensional o a la salud, con lo que mostró un camino para concertar.

Pero no pasó de ese gesto.

Cambio le ratificó al Gobierno su declaración de independencia y aunque la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, les mencionó la posibilidad de entrar a la coalición de Gobierno, el Presidente no les pidió que lo hicieran.

En cambio, los congresistas se quejaron del trato del Gobierno hacía su bancada. Le dijeron a Duque que no les gustaron dos apuntes, que entendieron como críticas poco respetuosas, de la directora del Departamento de  Prosperidad Social, Susana Correa, al representante por el Vichada de Cambio, Camilo Arango:Correa le dijo que no entendía por qué Vargas estaba escribiendo columnas si había perdido las elecciones y ni por qué presentaban tantos proyectos al Congreso.

Según el congresista que vio directamente la conversación, el Presidente respondió que va a investigar qué había sucedido.

Otra muestra de que el gesto de Cambio de ir a la reunión no pasó de ahí es que al final de la reunión los congresistas no quisieron tomarse una foto con el Gobierno, como sí habían hecho los conservadores.

Además, aunque acordaron una mesa técnica para definir acuerdos sobre proyectos, no definieron una fecha para que se reúna, sino que la ministra del Interior les dijo que los contactaría más adelante, para definir quién más 

Lo que sí parece claro es cuáles serían los cinco proyectos que a Vargas le gustaría priorizar: EN SU COLUMNA DE AYER enumeró cinco (reforma a la justicia, pensional, salud a las consultas previas y la creación del Ministerio de la familia), lo que muestra que, COMO CONTÓ LA SILLA, sigue impulsando la propuesta de Gobierno de su fallida aspiración presidencial.

Eso muestra que con Cambio hay un margen para que Duque logre un acuerdo, pues en la medida de que Vargas logre ejecutar su programa a pesar de su fuerte derrota, podrá tener réditos políticos.

4) La U, que es gobiernista, le metió presión con un ultimátum

Aunque parecía que las reuniones más importantes eran las de Cambio y los liberales, que le podrian garantizar mayorías a Duque, el saldo del encuentro con La U fue muy notorio. De hecho, deja aún más en riesgo el desempeño legislativo del Duque.

Según un senador de La U, antes de la reunión esa bancada de La U le dejó claro al Gobierno, que no querían que les hicieran la exposición sobre el Plan de Desarrollo, como había pasado antes con los conservadores, pues no querían gastarla en un tema que a la larga no les llama la atención.

El Gobierno accedió.

La bancada decidió que en la reunión solo iba a hablar su director, el exministro Aurelio Iragorri, quien le dijo al Gobierno que querían un mejor trato y que para hacer parte de la bancada gobiernista era necesario tener representación política.

Según supimos por un senador que pidió no ser citado, Duque respondió que él busca acuerdos programáticos, y no relaciones como las que tuvo La U con el Gobierno Santos, con puestos y ‘mermelada’.

Según otro congresista, la reunión giró en torno a esa petición y, aunque sintió a Duque cordial y receptivo, el resultado final es que quedó claro que hablan dos lenguajes diferentes y que La U no está tan jugada con el Gobierno como las otras bancadas gobiernistas.

Además, cerraron un “retiro” de la bancada el sábado diciendo que quieren sacar adelante sus iniciativas y que luego verán si siguen siendo gobiernistas.

Y como en la reunión dijeron que lo que quieren es representación política, que dos días después hayan declarado PÚBLICAMENTE que no están casados con el Gobierno, lo que dejaron fue un ultimátum.

5) No hay propuestas de pasar de reuniones bilaterales a un gran acuerdo

Para lograr una gran mayoría en el Congreso, el Gobierno necesita que los acuerdos bilaterales con los partidos no choquen entre sí, es decir, que si acuerda con una bancada apoyar una reforma pensional determinada, las demás bancadas la acepten.

De lo contrario, corre el riesgo de no lograr mayorías en algunas de esas reformas y por lo tanto no lograr que sus pactos tengan éxito, algo que podría llevar a que se rompieran acuerdos con algunas bancadas.

Pues las mesas técnicas será una con cada partido, lo que pronostica que armar unidad frente a los proyectos será más difícil.

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