Vuelven las barberías, con toda su parafernalia para atender hombres  

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Con la llegada de estos establecimientos, desaparecidos desde los años 70´s, los clientes masculinos recobran un espacio dedicado únicamente para ellos. De esta forma, las salas de belleza volverán a las manos de las vanidosas féminas; ¡eso esperamos!

                                                        The Barber Company, en la avenida Chilacos en Chía, Foto Tania Pacheco, EPDC

Chía | Redacción EPDC | Tendencias |
 Las barberías, ese lugar tan masculino que desapareció en los años setenta con el boom de las salas de belleza unisex – que se constituían como la máxima expresión de la antiestética- resurgen de sus cenizas como  un espacio propio para los hombres, con aires “hispster”, (que siguen la moda) término que a partir del nuevo milenio se utiliza para describir una cultura bastante ecléctica, enraizada en la urbe.

Es así como España, a partir del 2011, marca la tendencia con barbas voluminosas; y en  2013 con sofisticados bigotes. Así resulta frecuente ver, aquí y allá, jóvenes con largas barbas, o ejecutivos con la suya muy bien acicalada.

                                                                                                                                                         Los barberos, foto cortesía Barber Company

En la actualidad, de acuerdo con Nicolás Molano y Juan Sebastián Bautista, jóvenes barberos, que ejercen en una exclusiva barbería de Chía, hay dos tendencias: las salas Premium, especializadas en cortes clásicos para altos ejecutivos; y las urbanas, que se especializan más en difuminaciones  y cortes hip hop, inspirados en los raperos norteamericanos.

Según Bautista, las barberías se fueron perdiendo en el tiempo a raíz del movimiento hippiey los símbolos de paz y amor;  después fue asociada con ideas de izquierda. Basta recordar la barba de Carlos Marx, del Ché Guevara y la de Fidel Castro,  por lo cual muchos se encargaban, frente al espejo del baño, de quedar absolutamente lampiños.

Los barberos, foto cortesia Barber Company

Y aunque, en la actualidad no se afila la barbera sobre un cuero desgastado, pues lo que se usan son cuchillas desechables; ni el barbero se asoma a la ventana a presenciar tras bambalinas el duelo de pistolas, al mejor estilo del oeste americano,  hay tradiciones inamovibles: la silla clásica, diván en el que el barbero coloca cómodamente a su paciente, a quien le instala una toalla caliente sobre la cara, la barbera y los cilindros blancos, rojos y azules, que reemplazaron los trapos que en el pasado se extendían en el aire para secarlos, a veces con algunas manchas de sangre.

La tradicional silla de barbería, foto cortesía de Barber Company

La Premium está en Chía

Barber Company es la clásica barbería Premium, ubicada en la avenida Chilacos No. 1-110 piso 2, local 7. Fue fundada por dos médicos inquietos con el tema del emprendimiento, Francisco Sánchez y Johnny Bustos, quienes la inauguraron en diciembre del año pasado. De acuerdo con Sánchez, “el target” son altos ejecutivos, los cuales se sientan cómodos en un ambiente muy diseñado, además de ser muy bien atendidos.

Andrés Valbuena, el administrador, nos comenta que los servicios van desde el arreglo completo hasta un  crimming, que es un delineado de la barba, o el perfilado, que lo hace un experto con tijeras especiales,  sin olvidar la posibilidad de arreglarse el cabello bien sea, con un “fast cut” o corte rápido.  Pero además, hoy se puede  teñir la barba o agregarle canitas y hasta “maquillarla”, para hacerla ver más tupida; y cuando son largas, existen aceites especiales, rinses y champús para tratarlas.

                                                                                         Aspecto interior de la Barberia, foto Tania Pacheco

El proceso de acicalamiento dura entre media hora y 45 minutos, dependiendo de lo que se desee, en todo caso, generalmente después de romper el hielo con el cliente, y de deleitarse con una bebida cortesía de la casa, se procede a cubrir el rostro con una toalla caliente para abrir los poros y se delinea el contorno de la barba con la barbera y la toalla caliente, y se procede de acuerdo con el gusto del cliente.

Así pues, las barberías vuelven para quedarse, pero no como un negocio más, sino como un espacio en el que los hombres recobran algo de ellos mismos.

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