Acabar con el liderazgo social es acabar con la esperanza

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 Por: José Alfonso Valbuena Leguízamo | vallejal@gmail.com|

En una entrevista a Carlos Guevara, coordinador de “Somos defensores” he encontrado la mejor definición: “Un defensor de Derechos Humanos o líder social es aquel hombre o mujer que deja de pensar en sí mismo y comienza a pensar en los otros. Esa es la base fundamental en la construcción de tejido social. Un líder social o un defensor de Derechos Humanos es un tejedor de voluntades”.

De acuerdo con la información del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz -Indepaz, 566 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados desde el 1 de enero de 2016 al 10 de enero de 2019, pero hay que adicionar más de 50 desde esa fecha hasta hoy, en un país que con una vida republicana de doscientos años, no ha sido capaz de superar el conflicto social provocado por la pobreza y la exclusión, ni el conflicto armado, a pesar del reciente proceso con la Farc. 

Con la firma del Acuerdo de Paz se redujo el número de víctimas de la guerra, pero se incrementaron los homicidios selectivos y sistemáticos sobre los líderes y defensores. ¿Qué han hecho el gobierno anterior y el actual frente al tema? La respuesta es simple: expedir decretos.

En el Decreto 1066 de 2015 (Decreto Único Reglamentario del Sector Administrativo del Interior) ya se había establecido la protección de personas en situación de riesgo extraordinario o extremo, entre las que se incluyeron  a los dirigentes, representantes o activistas de organizaciones defensoras de derechos humanos, de víctimas, sociales, cívicas, comunales o campesinas; dirigentes, representantes o miembros de grupos étnicos; víctimas de violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, incluyendo dirigentes, líderes, representantes de organizaciones de población desplazada o de reclamantes de tierras.

Mediante el Decreto 1581 de 2017 se adoptó la política pública de prevención de violaciones a los derechos a la vida, integridad, libertad y seguridad de personas, grupos y comunidades, que se encuentren o puedan encontrarse en una situación de riesgo excepcional. Por su parte, el Decreto 2137 de 2018 creó la Comisión Intersectorial para el desarrollo del Plan de Acción Oportuna (PAO) de Prevención y Protección individual y colectiva de los derechos a la vida, la libertad, la integridad y la seguridad de defensores de derechos humanos, líderes sociales, comunales, y periodistas.

El contenido de los anteriores decretos demuestra que el Estado tiene claro cuáles son las personas que deben contar con especial protección; pero además conoce los agentes que atentan contra la vida de los líderes sociales y defensores de derechos humanos; sin embargo, no ha tenido la voluntad política para desaparecer las circunstancias que hacen tan gravosa la situación de los líderes sociales y los defensores de derechos humanos.

Una política integral y eficaz para acabar con los homicidios, debe contemplar acciones decididas para enfrentar a los patrocinadores de la guerra, a los despojadores de tierras, a quienes arrasan con las zonas protegidas, a las hampas extractivistas, a los que invaden los territorios étnicos, a las mafias del narcotráfico, a los grupos armados irregulares y bandas criminales y a aquellos miembros de la fuerza pública que utilizan sus armas contra su propio pueblo.

La paz no se alcanzará si se sigue asesinando a los líderes sociales y a los defensores de derechos humanos, garantes de la democracia en el modelo constitucional del Estado Social de Derecho, al que le falta mucho Estado para garantizar los bienes sociales y los derechos de los ciudadanos. Acabar con los líderes sociales es acabar con los tejedores de voluntades; es acabar con las reivindicaciones y las esperanzas de las comunidades y los territorios vulnerables que ven en esos hombres y mujeres su voz y su fuerza.

“Si se calla el cantor calla la vida
Porque la vida, la vida misma es todo un canto
Si se calla el cantor, muere de espanto
La esperanza, la luz y la alegría”

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