Se ocuparán 10 mil hectáreas de suelo agrológico por mal crecimiento de Bogotá Región
En el marco del Taller Bogotá, liderado por la Vicerrectoría de la Universidad Nacional de Colombia, la arquitecta Camila Londoño, directora de Ciudades y Territorio de la multinacional IDOM, presentó los resultados del Estudio de Crecimiento y Evolución de la Huella Urbana para Bogotá Región (2030-2050).
Los 21 municipios que hicieron parte del estudio son Bogotá, Soacha, Sibaté, Fusagasugá, Funza, Mosquera, Madrid, Facatativá, Bojacá, El Rosal, Chía, Cajicá, Cota, Tenjo, Tabio, Zipaquirá, Tocancipá, Gachancipá, Sopó, La Calera y Choachí. De estos municipios, 15 tienen su Plan de Ordenamiento Territorial (POT) desactualizado, incluida la capital del país.
De acuerdo con el estudio, Bogotá Región ha crecido principalmente sobre el suelo rural suburbano, seguido del suelo rural, luego sobre el urbano, el suelo de protección y por último el de expansión. “El suelo que hemos planeado para crecer no es el que se está utilizando”, dijo la arquitecta Londoño. “Hemos crecido sobre suelos agrológicos, de protección, en zonas de amenaza por remoción en masa, en zonas de inundación y riesgo”, agregó.
Una de las conclusiones de la investigación es que la región tiene un crecimiento “inevitable”, por lo cual tendrá que multiplicar por dos la oferta actual de vivienda. Adicionalmente, la migración regional es “inminente”: según las proyecciones, Bogotá “no es capaz de acoger su crecimiento natural a 2050, es decir, va a seguir expulsando población”, explicó Londoño.
Esto plantea una serie de alertas para el territorio: a 2050 en Bogotá Región se habrán construido 6 mil hectáreas de suelos agrológicos, disminuyendo la calidad de vida de casi el 50 % de la población (estratos 1 y 2); además, se habrán ocupado 4 mil hectáreas de zonas protegidas con vivienda campestre.
Entre las recomendaciones finales del Estudio se encuentra la planificación territorial a escala metropolitana, un sistema de información territorial integrado, el desarrollo de una red de centralidades regionales, un modelo regional de cohesión social en las nuevas intervenciones urbanas, la creación de áreas de desarrollo restringido (vivienda, campestre y rural), proyectos para generar captura de valor y un sistema de movilidad regional articulado.