Llegó a conocer hoy de primera mano los entuertos de la vía, o avalar el incremento del peaje. Sorpresas en la Pandemia.

 Nada ni nadie había hecho salir al Presidente Iván Duque de su palacio durante la cuarentena del Covid-19 hasta hoy, 6 de julio, día en que según dicen no va a inaugurar sino a recorrer los cinco puentes peatonales, la ciclorruta y los tres carriles terminados, de las demoradas, costosas e incompletas obras de ampliación de la autopista norte, desde la 245 hasta un kilómetro antes de la Caro, no hasta la Caro, como inicialmente se había acordado, sin que se sepa por qué, ni cuándo, ni quién, decidió que la ampliación no llegara hasta el punto convenido.

La realidad es que el Presidente vendrá a Chía y no precisamente a visitar la ciudad, ni a conocer los problemas de los habitantes de Fusca, quienes no cesan de pagar peaje para movilizarse dentro de su mismo municipio, sin que nada real hayan hecho al respecto el Alcalde Luis Carlos Segura, o los concejales, fuera de prometer y no cumplir con las soluciones esperadas a estos viejos vicios de iniquidad a los habitantes de los sectores de Torca y Torquita, de esta vereda de Chía que limita con Bogotá. El Presidente tampoco viene a averiguar si se solucionó la ruptura del tubo del acueducto porque aquellos que lo traen saben que buena parte de la responsabilidad sobre el tubo roto la tienen ellos. Ya que los estudios técnicos de las últimas crisis que ha tenido este colector, señalan el puente peatonal entre La Universidad de la Sabana y Centro Chía y la ampliación de último carril que hiciera la concesión sobre este tramo, como los grandes detonantes de los daños debido, en el caso del puente, al exagerado peso de más de 80 toneladas y su cercanía al tubo. – El puente fue construido por Devinorte, hoy Accenorte, debido a ligeros cambios societarios y la ampliación fue realizada por Accenorte-.

Así las cosas el Presidente Duque viene es a decir unas palabras y a escuchar otras muchas, en medio de un selecto y reducido grupo de invitados especiales, sin la presencia de medios nacionales, ni locales y sin participación ciudadana del municipio. Pues Accenorte sabe que en el momento en que le de oportunidad a la comunidad, lleva las de perder.

Porque la indignación y el inconformismo de la ciudadanía de Chía y de los demás municipios de Sabana Centro contra esta concesión, sé está cultivando desde hace cerca de 30 años, tiempo en el que su manejo impositivo, ventajoso y oportunista, que con gran esmero es lo que mejor que ha cimentado la empresa del peaje de Los Andes, a lo largo de tres décadas con el aval del “silencio”, de los funcionarios del estado de todos los ordenes y niveles.

Por eso la visita furtiva del Presidente a revisar unas obras que ni siquiera están terminadas solo indica, según especulan conocedores del tema, el anuncio próximo que se hará del incremento al peaje. Una buena forma, dirá el gobierno, de solventar parte de la crisis económica por la que atraviesa el Estado con esto de la Pandemia.

De otra parte habrá que esperar las posiciones que tomarán en esta reunión el Gobernador de Cundinamarca, Nicolas García, el Alcalde de Chía, Luis Carlos Segura, congresista y demas mandatarios de Sabana Centro. Hay que esperar a ver si solo se limitarán a aplaudir, o si le llevarán al Presidente las legales demandas que tienen las comunidades frente a estos desequilibrados contratos que el estado termina firmando con los privados, sin nunca tener en cuenta para estas negociaciones las necesidades y expectativas de las comunidades y sus entornos.

Entre los interrogantes y reflexiones que sobre este proyecto de ampliación se ha hecho la ciudadanía sin tener respuestas ajustada al derecho, se destacan entre otras:

¿Por qué la concesión no ha cumplido con la Ley que ordena cobrar el peaje de acuerdo al kilometraje recorrido?

¿Por qué el gobierno nacional y municipal permiten que una concesión situada en el municipio de Chía, divida una vereda en dos y se le cobre peaje a todos los residentes, que residen antes del peaje, impidiendo la movilidad libre y sin costo por su territorio?

¿Por qué la concesión luego de hacer los estudios de costos de su proyecto de ampliación y estos ser aprobados por el gobierno, Accenorte solicita y el gobierno permite un incremento de $3000 al peaje, prácticamente comenzando la obra, cuando se ha firmado un contrato con estudio de costos aprobados?

Por qué después de 25 años de concesión sin puentes peatonales y, de firmarse un convenio en el que el concesionario se compromete a construir 20 puentes, estos se reducen a 16, mediante un otrosí al contrato, sin el conocimiento de la comunidad y la permisividad del gobierno nacional y municipal ?

¿Por qué el exalcalde Leonardo Donoso entrega tierras del municipio por valor de 50 mil millones de pesos a un privado para hacer una carretera que pagan quienes la ususfructúan a lo largo de 25 años de concesión? Con qué autorización y por qué concepto realiza este alcalde tal gestión?

¿Por qué la concesión propone y el gobierno nacional permite y aprueba la construcción de una costosísima (11 millones de dólares el km) carretera de 3 km, sin tener los terrenos asegurados y, soportar dicho proyecto en la palabra de un hombre que como Donoso, sufre el trastorno psicológico de la mitomanía?, tal y como lo pudo comprobar buena parte de la ciudadanía de Chía, los funcionarios de su administración y, luego también los funcionarios nacionales.

¿Por qué la concesión inicia la construcción de dos puentes  en cada extremo de la carretera, sin haber adquirido los terrenos del centro y sin tener una licencia ambiental que certifique que el trazado original no tiene humedales en su ruta? 

Estas inquietudes son entre otras muchas, las que quedan frente a este capítulo de la ampliación de la Autopista Norte I, que inició hace 4 años y aún faltan 2 de las 4 unidades funcionales que comprenden obras, y según especulan los que saben, lo que falta podría tomarse 12 años más y, mientras tanto el peaje seguirá aumentando.