Autopista Norte: Una oportunidad perdida en cicloinfraestructura
Iniciemos por el ‘conflicto’ ciclista-peatón, este último es el actor más vulnerable en la movilidad.
Chía | Por Andrés Nuñez, Miembro de la Mesa de la Bicicleta de Chía, publicado originalmente en el blog de El Espectador |Análisis|El lunes 6 de junio fue entregada por el presidente Iván Duque la ampliación en 4.2 kms de la autopista norte, la cual incluyó la ampliación a cinco carriles del costado norte – sur de ingreso a la capital y cuatro carriles hacia La Caro, pero ¿qué incluyó esta obra respecto a cicloinfraestructura? explorémoslo juntos a continuación.
Hagamos primero el recorrido entre La Caro y Bogotá, saliendo de Chía; allí nos encontramos con el peor error de esta concesión de ‘última generación’: desaprovechar la posibilidad de desarrollar cicloinfraestructura hacia el ingreso a la Capital, al punto que el andén que sirve de plataforma al puente peatonal que conecta con la ciclorruta al otro lado no tiene rampa para acceder desde la calzada.
El único acto de cicloinclusión en este costado fue mantener este aviso, presente desde antes de la intervención.
Y podrían decirme «para eso está la ciclorruta al otro lado», claro, pero imagínese cruzar un puente peatonal cuya extensión en la suma de nueve carriles y el amplio separador para encontrarse cuatro kilómetros más adelante que debe volver a cruzar otro puente peatonal para retomar el costado por donde venía, la cicloinclusión debe tener en cuenta este tipo de aspectos.
Ya ubicado en el sentido que dirige al peaje, en la calle 245, se diseñó una ciclorruta sobre el andén, cuando ciclistas y expertos han pedido priorizar el desarrollo de bicicarriles segregados a nivel de la calzada en lugar de ciclorrutas sobre andén, ¿por qué? continuemos el recorrido.
Iniciemos por el ‘conflicto’ ciclista-peatón, este último es el actor más vulnerable en la movilidad, aquí vemos cómo la infraestructura los obliga a entrecruzarse, situación que suele ser más crítica en entornos urbanos.
A pesar que la mayoría de rampas en esta obran logran un buen empalme con la vía (cosa que no suele pasar a nivel urbano) son continuas las subidas y bajadas, condición que desincentiva su uso tanto recreativo como de movilidad.
La concesión desconoce la prelación de ciclistas y peatones, en vez de construir pasos pompeyanos: pasos a nivel del andén que dan prioridad a peatones y pacifican los cruces al obligar a los vehículos a detenerse antes de pasar crea una larga secuencia de rampas y señales de Ceda el Paso sobre la acera, pero no en señales de PARE para los conductores.
El hecho anterior queda en evidencia a la salida de las estaciones de servicio donde vemos una señal de Ceda el Paso sobre la ciclorruta cuando debería estar ubicada sobre la salida vehicular y priorizar el paso de los actores más vulnerables.
Vía libre a los automóviles que entran a la autopista con impulso. Nuevamente no hay pompeyanos
Ceda el paso a su majestad el automóvil. Cuando es este quien debe dejar al peatón
Aquí vemos la vía que baja de la vereda Fusca a la Autopista Norte antes de Olímpica vemos la importancia de la pacificación vial y de las señales horizontales, en este caso el vehículo no hace la detención antes del PARE, sale a buscar la Autopista y solo reduce la velocidad ya muy cerca del ciclista que va pasando sobre la calzada.
Aquí finaliza este recorrido y no podía ser de otra manera que sin rampa. Tal vez algunas fallas de esta obra no se puedan cambiar, pero ojalá las instituciones a cargo de la infraestructura y la movilidad en las vías no cometan los mismos errores y que la #InfraestructuraParaLaGente sea realmente para la gente.
Más blogs sobre ciclismo, movilidad y ciudades en biketheway.co.