En Viotá, Cundinamarca, algo huele mal
Y es que según el candidato liberal Juan Carlos Hurtado, en una queja formal interpuesta ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), a abril de este año el censo electoral del municipio era de 9.941 potenciales votantes y al 25 de ese mismo mes se cerró el período de inscripción de cédulas con 2.137 nuevos inscritos, es decir, un 21,49% respecto a dicho censo.
“Una situación a todas luces anómala, sospechosa y alarmante, teniendo en cuenta que diferentes entidades y autoridades, como el Ministerio del Interior, el CNE, la Registraduría y la Misión de Observación Electoral, han dicho que en un municipio se deben encender alarmas e investigar una posible trashumancia electoral cuando el porcentaje de inscritos supere el 4% del censo electoral vigente”, señaló Hurtado.
Con un ingrediente adicional, consignado en la queja. El candidato liberal denunció que el registrador de Viotá ha sido un funcionario renuente a colaborar cuando se le ha pedido poner a disposición de la ciudadanía los nombres y números de cédulas inscritas, pese a que existe una directriz del mismo CNE que así lo consigna.
“Luego de una discusión verbal, nos entregó unos listados impresos para que les tomara fotocopia, correspondientes a la inscripción realizada del 3 de junio al 10 de agosto de 2015. Finalmente el 26 de agosto nos entregó un listado en Excel correspondiente a la inscripción der 1.227 personas durante el período comprendido del 3 de agosto al 25 de agosto. ¿Por qué no se puso a disposición de la ciudadanía los listados de los inscritos del 25 de octubre de 2014 al 2 de junio de 2015? ¿Por qué se entregaron los datos de solo 1.227 personas inscritas, si en el oficio 129 del 12 de agosto el registrado manifiesta que se cuenta con un total de 2.025 nuevos inscritos?”, pregunta Hurtado.
Para el candidato se trata de una actitud dolosa del funcionario, que busca entorpecer la labor de verificación para así poder interponer la queja correspondiente. Lo cierto es que las irregularidades se corroboran cuando al analizarse los nombres y cédulas de esas 1.227 personas suministradas, se encontró que solo 406 tenían Sisbén vigente en Viotá. O sea que las sospechas de trashumancia recaen sobre 821 ciudadanos inscritos. De acuerdo con el Sisbén, la población total del municipio es de 13. 732 habitantes, de los cuales 9.928 son mayores de edad y 3.804 menores de edad.
En concreto, Juan Carlos Hurtado le pide al CNE realizar la verificación del total de cédulas inscritas en Viotá, con cruce de datos y filtros procedentes con el Sisbén, el Fosyga y la Superintendencia de Notariado, con el fin de determinar la residencia de esas personas. Y si se ratifican las irregularidades, anular las inscripciones que sean pertinentes.
Además de Hurtado, hay otros siete candidatos a la Alcaldía: Héctor Jorge Cante, inscrito por el movimiento Experiencia y Gestión, la vía segura para Viotá, pero con el respaldo del Centro Democrático y Opción Ciudadana; Gustavo Sánchez de Mais; Gonzalo Aroca de la ASI; Wilder Gómez de la Alianza Verde; Ángela Milena Giraldo del Partido Conservador; Luis Fernando Rojas de la U y Hugo Vásquez de la Unión Patriótica.
De cara al proceso de paz que adelanta el gobierno Santos con las Farc en La Habana (Cuba), Viotá es un municipio clave ante un eventual acuerdo. Su título de municipio posconflicto no es para nada gratuito, pues a lo largo de la historia ha sido testigo de la violencia guerrillera y paramilitar.
En Viotá surgieron las autodefensas campesinas liberales en la época de la Violencia y en algún momento —como lo cuenta Eduardo Pizarro en un ensayo académico— “se constituyó en un ‘santuario’ de las guerrillas comunistas”, en concreto las Farc. Luego, el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha les declaró la guerra y convirtió la zona en escenario de una cruenta guerra, que desembocó en la llegada de los paramilitares, hacia finales de los años 90.
Las consecuencias se siguen haciendo palpables y las cifras hablan por sí solas: según la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, hasta el año pasado, 7.028 personas se habían registrado como víctimas del conflicto en Viotá. Es decir, casi el 70% de su población. De hecho, el municipio ya ha sido priorizado para los planes de retorno de personas desplazadas y la entrega de indemnizaciones administrativas.
El día de su proclamación como primer municipio del posconflicto, se anunciaron convenios por $2.000 millones para la construcción de dos Centros de Desarrollo Infantil (CDI). Sin embargo, el actual alcalde, Óscar Quiroga, reveló que el presupuesto es muy limitado: $300 millones para programas de atención a víctimas y de la ola invernal de 2011. “No alcanza para nada”, señaló.
Por eso es que el pulso por la Alcaldía es intenso. Esa condición de cara al eventual posconflicto ha ayudado a abrir las puertas de inversión del Estado y en estos momentos, por ejemplo, se está construyendo un Centro de Convivencia Ciudadana y se proyecta hacer un Centro de Atención Regional a las Víctimas, donde se les prestará asistencia psicosocial, asesorías para proyectos agropecuarios y con las llamadas escuelas de paz.
“Se ha generado inversión pero falta mucho. En Viotá se ha desarrollado la política de vivienda rural más exitosa de Cundinamarca. 214 viviendas nuevas rurales se terminarán entregando e esta administración. Y se enderezó fiscalmente el municipio, que antes recibía $80 millones de predial, el año pasado fueron $650 millones y la meta este año es recaudar 1.200. Ese es el camino que queremos continuar”, señala el candidato Hurtado, quien hizo parte de la administración del actual alcalde Óscar Quiroga como secretario de Gobierno.
Como están las cosas, dicen en Viotá, va a repetirse lo que sucedió en los comicios de hace cuatro años: se anularon 1.500 cédulas y en la noche anterior a las elecciones, los ciudadanos organizaron brigadas para bloquear las entradas al municipio de buses con votantes, muchos provenientes de Soacha. El CNE tiene la palabra.