Producción ecoagropecuaria para salvar la Sabana

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Cundinamarca|Tomado del Espectador por Julio Carrizosa Umaña|Medio Ambiente|Opinión|
Tal vez el más grande fracaso del Ministerio del Ambiente, y de nosotros los ambientalistas, es la urbanización de la sabana de Bogotá. A pesar de que la Ley 99 la protegió, otra ley, la 388, ha facilitado que se construyan casas y centros comerciales en algunos de los mejores suelos de Madrid, Mosquera, Chía, Cajicá y Sopó.

Las actuales circunstancias de la economía colombiana aclaran la importancia de esos suelos. En momentos en que es urgente reemplazar los ingresos perdidos por la baja de los precios del petróleo y de los minerales, incentivar la ecoproducción agropecuaria y actuar directamente en los mercados nacionales e internacionales de productos orgánicos y limpios podría ayudar en el corto plazo a recuperar ingresos y puestos de trabajo. Al mismo tiempo evitaría la destrucción de ese ecosistema.

La infraestructura de la Sabana, su cercanía a las universidades, la acumulación de talento empresarial en Bogotá, la experiencia de exportación de flores desde El Dorado a todo el mundo son factores que ayudarían a que la producción ecoagropecuaria de la Sabana se convirtiera en generadora de divisas.

Sería necesario que el Minambiente y la CAR hicieran alianzas con el Ministerio de Agricultura, el Distrito, los municipios, la Gobernación y los dueños de los predios para aprovechar múltiples experiencias que ya han logrado, por ejemplo, conformar una producción estable de lechugas orgánicas y que avanzan en la definición de técnicas para que las papas sabaneras tengan acceso a los mercados internacionales..

Un esfuerzo intenso podría lograr que la marca “Producido en la sabana de Bogotá” se convirtiera en una imagen regional que insistiera en que el ecosistema es único por sus suelos, su fauna, su clima, su geomorfología, y por la pureza de las aguas. Si se logra consolidar una certificación de origen bogotano es muy probable que la calidad y el sabor de los productos de la Sabana, incluyendo algunos hoy desconocidos internacionalmente, como la papayuela y los higos, así como la conservación de la belleza del terruño que las produce, contribuyeran significativamente al buen vivir nacional.

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