Respecto de la comunicación de la Fundación Tap en Facebook , en relación a mi artículo sobre la restauración de la diosa Chía.
Escribí un artículo titulado ¿Qué hay detrás de la intervención a la diosa Chía? comentando lo inoportuno que resultaba que dicha obra se hiciera en el último mes de la administración saliente y exigiéndole al alcalde Varela que disipara las dudas.
En realidad el artículo no iba dirigido ni en contra ni a favor de tal fundación, solamente se pedía que el Alcalde aclarara esas dudas, incluso exponiendo el método utilizado para seleccionar al contratista. Como columnista de opinión y ciudadano en ejercicio que soy, y no investigador, como suponen los directivos de la citada fundación, tengo todo el derecho a exigir a la administración municipal que entregue a la ciudadanía la información que se solicité. Dado este propósito, no era necesario investigar la citada fundación, sino esperar la respuesta del alcalde a los interrogantes formulados. Así que en lo personal esperaba que fuese el alcalde Varela quien hiciera las aclaraciones del caso.
Infortunadamente yo tuve que viajar la Ciudad de Cúcuta, donde reside mi familia de origen, por una muy grave calamidad y no pude saber cómo se daba el desenlace de la situación referida. A mi regreso me informaron que la fundación TAP había puesto en Facebook una diatriba contra mí en respuesta a mi artículo de la edición de Diciembre-Enero de 2015 de “El Periódico de Chía”. No entiendo por qué la respuesta proviene de tal fundación y no de la Alcaldía, ni tan poco por qué solicitar tales aclaraciones resulta ofensivo y mucho menos calumnioso o mentiroso, cuando se le exigían al Alcalde y no a la fundación TAP, dadas las condiciones anteriormente descritas.
Algunos miembros de esa fundación me conocen suficientemente como para saber que yo no acostumbro acusar a nadie sin pruebas y que tengo una formación suficientemente amplia y seria, como para opinar sobre estos temas. Pero, además y ellos mismos pueden constatar, si leen el artículo que en el no hay ninguna clase de acusación, sino la petición a un ente público, como es la Alcaldía, de las aclaraciones necesarias cuando se firma un contrato de tal naturaleza y valor, en las circunstancias políticas que se dieron.
Creo que después de todo lo dicho se evidencia lo impropio de la acusación de que como humanista estoy calumniando a otros para beneficio personal, pues es evidente que de todo esto no se deriva ningún beneficio para mí, que, por lo demás, no he buscado, como tampoco he incurrido en ninguna mentira, como injuriosamente se dice en tal comunicación en Facebook, pues precisamente me proponía lograr que el alcalde aclarara los puntos al comienzo referidos.
No deseo continuar esta tediosa polémica, pues el artículo solamente buscaba que el Alcalde, -que no lo hizo- explicara si él había cumplido con todos los requisitos de ley para remover e intervenir un monumento de tanta significación y simbolismo para la ciudadanía de Chía. Pero, sí creo que la inesperada reacción de la mencionada fundación que no aporta pruebas sobre su experticia en esta clase específica de trabajos, incita a que en realidad se haga una investigación al respecto.