En el día del trabajo, una mirada a la informalidad que crece en Chía

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La busqueda de nuevas oportunidades de trabajo se ha incrementado a nivel mundial. Situación que ha agudizado el empleo informal por falta de oportunidades estables y bien remuneradas.

Vendedores ambulates, en el espacio público de Chía, Foto cortesía.

Chía | Redacción EPDC | Trabajo |
El municipio no es ajeno a la problemática del trabajo informal. Con una población, que según la secretaria de salud, Luz Stella Díaz Jaller, oscila entre 210 y 225 000 habitantes, La ciudad llega a una tasa de desempleo aproximada del 9.1 %, lo que significa que el empleo informal va en aumento.

Desde vendedores ambulantes ofreciendo fruta de cosecha, ropa, bisutería, juguetes, objetos para las mascotas, ollas para la cocina y artículos de aseo. Hay quienes casi llegan a la mendicidad, ofreciendo en en todas las esquinas bolsas de basura.

Comerciantes legales versus vendedores informales

Vendedores ambulantes frente a los negocios. Foto Cortesía

Como dicen por ahí: “el espacio público es de todos y de nadie”, para los comerciantes legalmente establecidos que pagan impuestos, salarios, arriendo y servicios, competir con los vendedores ambulantes es totalmente desproporcionado.

Por dar un ejemplo, si el dueño de un negocio establecido legalmente, vender el par de medias a $15.000; al frente de su establecimiento puede estacionarse un vendedor ambulante, abre una maleta con medias de todos los estilos y colores y sin ningun reparo las ofrece a $5.000.

El dueño del negocio, enardecido, llama a las autoridades para que le colaboren y obliguen al ambulante a desalojar el espacio, el vendedor accede irse, al tiempo que agrede de palabra al dueño del negocio, hasta llegar, en ocasiones, a amenazas verbales.

Situación que por lo demas, estimula los conflictos sociales, la agresividad y la violencia entre los ciudadanos.

Esta situación se repite, con frecuencia, por toda la zona comercial de la ciudad los fines de semana. De acuerdo, con algunos entrevistados, al municipio de Chía llegan los sábados, domingos y festivos, aproximadamente, unos 200 vendedores ambulantes de Usme, Suba, Soacha y otras localidades.

Vendedores informales versus comerciantes legales

Plazoleta el Cacique, Carpa para vendedores ambulantes. Foto cortesia

El tema se torna graave y delicado porque los vendedores informales representan casi el 50 % de la fuerza laboral del país. 

En Chía, durante la alcaldía de Guillermo Varela, atendiendo el plan piloto nacional para la caracterización de los informales, se instaló hace cerca de doce años, al lado de la plaza de mercado, El Cacique, una estructura metálica cubierta por una carpa verde que bautizaron, la plazoleta El Cacique.

El objetivo era abrirle un espacio formal a los vendedores ambulantes que se acogieron a la iniciativa. Y aunque no pagan arriendo ni servicios, los pocos que continúan con los locales abiertos se sienten olvidados por la administración.

La falta de mantenimiento de las instalaciones, hace que el lugar se inunde si llueve,. La carpa está ahora llena de huecos, solo la mitad del recinto tiene luz eléctrica y el lugar no cuenta con ningún tipo de promoción que dé a conocer el sitio. Así lo afirman los propios comerciantes, el establecimiento no tiene identidad, y su presentación es poco agradable.

Además, de acuerdo con algunos de los propietarios, muchas de las personas favorecidas utilizan los locales como bodegas para los productos que venden en la calle.

¿Al igual que hace casi dos siglos?

Las ventas ambulantes de Chía. Foto Cortesía.

Según el DANE, en el trimestre diciembre 2023 – febrero 2024 la proporción de ocupados informales en el país fue de un 56.3 %. Lo que significó una disminución de 1,5 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior (57,8 %).

Es decir, cerca al 60 % de la población labora en la informalidad, cifra que amerita una atención especial por parte de los gobiernos municipales, departamentales y nacionales. Si bien no se le puede dar solución laboral estable a esta gran demanda. Hay quienes sostienen que se podrían desarrollar planes y programas que, de una parte, eviten el contrabando y de otra, permitan la existencia y convivencia pacífica y complementaria de las dos vertientes laborales. Dentro del marco de unas normas que todos puedan cumplir.

Este proposito sin embargo, debe ir acompañado de importantes inversines sociales que los gobiernos deben atender.

En pocas palabras, podría afirmarse que esa fuerza de informales, que hoy suma casi el 60 % de la población. Piden, en silencio, casi lo mismo que en 1886, reclamaban los trabajadores de todas las fábricas de Chicago, es decir, el derecho a un trabajo digno y bien remunerado.

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