Feliz cumpleaños maestro Julio Cesar Luna
El reconocido periodista del espectáculo Edgard Hozzman realizó una especialísima entrevista – que hoy reproducimos- con nuestro amigo, columnista y vecino de Chía, Julio Cesar Luna, con motivo de su más reciente cumpleaños que compartimos con nuestros lectores.
En busca de su norte llegó en un abril del 66, gris, frio y lluvioso a Bogotá, donde encontró su primera ilusión amorosa y dejó la crónica asma que flageló su niñez y adolescencia. La calidez de los bogotanos lo ató a Colombia la que adoptó como su segunda patria, echó raíces su talento y vocación hicieron de Julio Cesar Luna el primer galán de nuestra televisión. De la mano del inolvidable Maestro Bernardo Romero Lozano, creció actoralmente. Fernando Gómez Agudelo creyó en su talento y lo rescató de su Argentina donde se refugió con su pena y luto, por primer gran amor, Swanhild Musikka.
Regresó para protagonizar “Dos Rostros una vida” y su boleto no tuvo retorno, hoy sin dudarlo contesta, mi camiseta es la de Colombia.
Durante más de diez años protagonizó las grandes novelas, luego pasó a la dirección y después combinó su trabajo como libretista.
“Candó”, por allá en el año de 1969. “Cartas a Beatriz.” “Un Largo Camino” “La Vorágine”, “Dos rostros y una vida”, son algunas de las novelas que protagonizó. Foto Sonolux.
–¿Cuándo decidió suprimir de su nombre los apellidos Valotta Fernández e identificarse con el tercero, Luna?
–El bullying de mis condiscípulos me hicieron reconsiderar el Valotta. A los 18 años en Chile tomé la decisión de dedicarme a la actuación y me di cuenta que era más sonoro, Julio Cesar Luna, que Julio Cesar Fernández.
–¿Quién lo trajo a Colombia y por qué?
–A los 20 años no me preocupaban los “porqué”. Lo único que tenía claro era que quería seguir estructurándome con el método de C, Stanislavsky el que estudie en, TEUCH (Teatro Ensayo de la Universidad de Chile). Mi meta por aquella época era matricularme en El Actor´s Studio de New York, de donde habían salido los mejores actores del cine americano y mundial (El Berlín Ensambler), en esa época, y aún hoy. Marlon Brando, Montgomery Cliff, James Dean. Al Pacino, De Niro, entre muchos más. No me importaba lo que tuviera que sacrificar, trabajaba en lo que podía, juntaba unos dólares de país en país siempre buscando el Norte. Cuando llegué a Colombia, una tarde fría, gris y lluviosa de abril, me sorprendió la hospitalidad y calidez de la gente. Y sucedió el milagro, sufría de asma severa desde los 2 años de edad –otra razón para dejar Argentina– y en Bogotá desapareció esa enfermedad la que atormentó toda mi niñez y parte de mi juventud. Cómo no iba quedarme en Colombia, donde podía, bailar, jugar fútbol –como un tronco, porque eso hay que aprenderlo de pequeño– conseguí trabajo y era muy FELIZ.
–¿Quién fue el primero que creyó en su talento y vocación?
–Mis maestros y mentores, en el internado donde hice mi bachillerato Colegio Pio lX, de la congregación de Don Bosco de Buenos Aires. A los 14 años el Padre Lezcano creyó en mí asignándome roles estelares en las estampas teatrales relativas a la semana santa. En Chile Pedro de la Barra y Agustín Siré, grandes maestros me dieron las primeras lecciones sobre El Método, en Perú el francés Phillip Toledano, en el Teatro La Cabaña de Lima y en Colombia el Maestro Bernardo Romero Lozano, me brindó su conocimiento actoral, con él y actores consagrados fundamos el grupo, “Los Trece “con el que produjimos y presentamos muchas comedias en el Teatro Colón. Con el maestro Romero Lozano, inauguramos el Teatro Fundadores en el primer festival de Teatro, con la obra de su hijo Bernardo Romero Pereiro –quien estaba estudiando cine en Cineccita-Italia– “Aquí también moja la lluvia”. A mis 21 años el público premió mi monólogo con un inolvidable caluroso aplauso.
Otro maestro, Santiago García…y en USA a raíz de una beca que me dieron por la obra teatral que dirigí “El hombre elefante”.
Julio César Luna es un apasionado por el fútbol. Foto de su Facebook, con Falcao.
–¿A quiénes admiraba en ese momento en la televisión colombiana?
–A Raquel Ercole, Pepe Sánchez, Jaime Monsalve, Carlos Muñoz, Álvaro Ruiz, Alcira Rodríguez, Rebeca López, entre otros inolvidables.
–¿Quién lo relacionó con Swanhild Musikka?
–Nos conocimos en “La Bomba” Discoteca creada por Gloria Valencia y Carlitos Pinzón, en 1966. Por aquella época, yo era un anónimo actor, fue flechazo de parte y parte…fue mi primera novia.
–¿Qué significó ella en su existencia?
–Su partida fue un momento amargo, terrible, yo había viajado a compartir las festividades navideñas y fin de año con mi familia en Argentina. Fue tan grande mi dolor que no fui capaz de regresar a Colombia, hice un paréntesis de un año. Volví gracias a Don Fernando Gómez Agudelo de RTI, quien me contrató para que protagonizara, “Dos Rostros una vida”, dirigida por Bernardo Romero Pereiro. Novela en la que personifiqué doble roll mellizos. A Swanhild Musikka Bloom, la recuerdo con mucho cariño.
–¿Cómo eran las rumbas con Oscar Golden y Harold?
–Rumbeábamos bastante, yo un poco menos, porque siempre fui muy responsable con el trabajo, como actor y mas adelante como director. Fui muy amigo de Oscar Gólden. Una vez en la discoteca El Infierno, de Harold a las 11 de la noche tembló fuerte, sacudió las lámparas cayeron copas y botellas, todos salieron corriendo. Oscar Golden me tomó del brazo y me dijo: “Julito, quédate acá, si salimos igual nos morimos, al menos muérete con un amigo”…y me quedé a su lado aguantando el susto.
–¿Los años sesenta fueron dorados para usted?
–Más los setenta y cómo director los 80s hasta mediados de los 90s.
Con el actor Orlando Pardo en el 2009, cuando laboró en “Secretos de familia”. Foto Caracol Televisión.
–¿Defina a Leonardo Favio como director de Cine?
–Excelente…”Crónica de un niño pobre”…”Nazareno Cruz y el Lobo”…”Gatica”, muy buenas películas todas. Nos hicimos amigos en el lapso en vivió en Pereira, gran ser humano.
–¿Con qué actriz se identificó actuando en nuestra televisión?
–Con Raquel Ércole en una larga época, Judy Henríquez, en otra época con María Cecilia Botero, Amparo Grisales, Gloria Gómez…y con la inmortal María Eugenia Dávila…una loca GENIAL.
–¿Una Película?
–EL PADRINO.
–¿Cuál fue la obra más apasionada en la que actuó? ¿Un beso y escena inolvidable?
–Quizás La Vorágine, con María Cecilia y/o en muchos Casos Juzgados. En La vida de Ruzzi de Cordobés Moure…todos los besos en la TV eran “olvidables” en esa época…no es como hoy, que se dan un besito (besotes en ocasiones) quedan “enamorados”, los amores de telenovela son eso, amores de novela, esta termina y el amor se acaba. Jamás tuve amores con las protagonistas.
–¿Sus admiradoras lo acosaban, como las controlaba?
–Sí, muy difícil. Prácticamente fui el primer galán, epíteto que siempre detesté y que hice hasta lo imposible por sacármelo de encima. La experiencia me enseñó, que el trabajo en TV y la fama venían de la mano y que no había caso si quería seguir con mi carrera. No disfruté la fama como otros, pero había que vivirla. Mi empleada de esa época Aurora –quien más adelante fue empleada de Fanny Mikey– era mi salvadora en ayudarme a sortear el acoso de admiradoras que llegaban a mi apartamento, o me esperaban afuera, o en los Estudios Gravi, donde grababa.
–¿Cómo era trabajar con Bernardo Romero Pereiro?
–Bernardito era un genio, difícil de carácter, pero cordial y amable con quienes cumplíamos. Chocábamos jugando Póker, no le gustaba perder a mí tampoco, pero nos apreciábamos y éramos amigos.
–¿Qué recuerda a Fanny Mickey?
–Su devoción y entrega por el Teatro, su buen humor, su amistad…era buena amiga de sus amigos. El primer carro que compré en 1979 lo logré gracias a ella. Estaba trabajando en “El Quinto Miembro” en “La Gata Caliente”. Yo gastaba todo lo que ganaba, Fanny comenzó a ahorrarme la mitad de mi sueldo, no teniendo en cuenta mis protestas. Cuando terminó la temporada me entregó lo que me había ahorrado, dinero con el que compré mi carrito. Me dolió mucho su partida la que lloré, ella es irremplazable.
El Teatro Nacional –las tres salas– están manejados por gente que no sabe de teatro, que desconoce el mundo del espectáculo, son los culpables del desprestigio en que están las salas teatrales hoy en día. Siempre lo he dicho: se necesita talento para reconocer el talento. Lo mismo pasa con la televisión, nos tienen atados a una programación desastrosa.
–¿Cuál fue el principal aporte de David Stivel a la televisión colombiana?
–A David Stivel se le debe muchísimo, no sólo aportó su talento, sino que dignificó la profesión de actor y la de director. Antes de él, los directores eran capataces de las programadoras –como han vuelto a serlo ahora, salvo raras excepciones–, Stivel era un ser profesional que enseñó ante todo respeto por la profesión…hoy solo recuerdan de él su mal genio, o anécdotas tontas producto de la envidia y poca tolerancia de algunos actores. La televisión colombiana ha sido injusta con él.
–¿Cómo era Boris Roth?
–Otra persona que entregó su vida a la enseñanza actoral…muchos nos beneficiamos con sus aportes. Gané un par de premios importantes como actor bajo su dirección en Caso Juzgado. Vivíamos en el mismo edificio, yo en el cuarto piso, Boris en el séptimo y Stivel en el octavo…en la calle 23 con carrera 13, el edificio de los argentinos le decían.
–¿Delfina Guido era de mal genio?
–Buena actriz, pero de un genio insoportable, que en paz descanse.
En una entrevista en Caracol Radio. Con potente voz, ha sido también calificado como un locutor de extraordinarias cualidades. Foto Caracol Radio.
–¿Qué le aprendió a Pepe Sánchez?
–Su entrega, su valor para enfrentar lo real, para asumir lo autóctono como un medio de comunicación y no algo para solo divertir, abusando de ese género para convertirlo en lo que hacen hoy en día: PORNOMISERIA.
–¿Quién le hacía reír en las grabaciones?
–El “Gordo” Benjumea y Carlitos Muñoz. Cuando hicimos “Los Pérez somos así”, nos dirigía Stivel que, como dije anteriormente era muy estricto cuando de trabajo se trataba. El “Gordo” y yo estábamos grabando todo el tiempo, el portero y yo el administrador del edificio. Cuando yo tenía la cámara de frente y el Gordo en contra plano, comenzaba a hacerme morisquetas las que me hacían reír, la orden del coordinador: “corten, corten” y David por el tal back, ¿qué pasa Lulito? Era muy divertido, pero me tocó decirle al Gordo, hermano nos van a echar.
–¿Cuál fue o es su director favorito con el que se sentía bien actuando?
–Hubo varios y todos muy buenos: David Stivel, Boris Roth, Bernardo Romero Lozano y su hijo Bernardito, Jaime Botero, Pepe Sánchez, Fabio Camero, Eduardo Gutiérrez.
–¿Con qué actores y actrices se sentía pleno dirigiendo?
–Con la mayoría, siempre tenía en cuenta a actores y actrices que fueran profesionales, Gustavo Angarita, Humberto Dorado, Edgardo Román, Jorge Emilio Salazar, Carlos Muñoz, Saín Castro, María Eugenia Dávila, Pedro Mogollón, Celmira y Consuelo Luzardo, Judy Henríquez, Maris Cecilia Botero, Víctor Mallarino y Amparo Grisales. A los dos últimos fue a los primeros que dirigí en TV, cuando me encomendaron, El Teatro Universal, en una obra de F. Dostoievski “Las Noches Blancas”, la que adapté.
–¿Cuál es su horario favorito para escribir?
–En la mañana, tempranito.
–¿Tiene tiempo para descansar?
Si, y si no me lo tomo, leo mucho, me gusta ver películas por NETFLIX, antes las alquilaba así descanso.
–¿Qué significa para usted el que sea considerado por la crítica especializada como el artista, actor, director y libretista más completo que ha tenido Colombia?
–Gracias, sin falsa modestia, no lo sabía. Aún hay buenos directores en nuestro medio y en las Universidades especializadas las de comunicaciones, por fin van entendiendo que para saber dirigir argumentales y documentales, los directores deben aprender a manejar y dirigir actores de lo contrario solo simples capataces de producciones… Si me considero buen director, un actor bueno como hay muchos…pero escritora de guiones, Martha Bossio, ella es la reina.
–¿Le han reconocido su talento en Argentina?
–No, algunas personas del medio me conocen y saben de mi trayectoria. El público no, porque fue muy poco lo que actué en Argentina y de esto hace varios años.
–¿Cómo nació la idea de crear la Fundación teatral Julio César Luna?
–Primero un grupo de actores experimentados y yo sentimos la necesidad de comunicar nuestros conocimientos a los noveles aspirantes a actores. Más tarde, cuando los canales privados decidieron, por un sentido puramente económico contratar a personas y personajes sin ninguna preparación actoral, la mayoría de las personas se dieron cuenta que no necesitaban estudiar para entrar a la TV. Y es dejaron de asistir a las escuelas de actuación. Perduran muy pocas, la Academia Charlot que dirige muy bien la viuda de Jaime Botero, Yadira Chaves, la escuela del gran maestro Alfonso Ortiz a quien admiro mucho, y la de mi gran amigo Pedro Mogollón que hace con su escuela una labor titánica en Girardot
–¿Después de la muerte de Fanny, el teatro colombiano ha perdido espacios y públicos?
–Si claro. Lo dije anteriormente, hace falta algo más que una peluca o un color de pelo para reemplazarla.
–¿Cómo director de novela, cual le dejo huella en usted, cual es la que recuerda con más cariño?, ¿Por qué?
–Quizás no fue el mejor director que tuve, pero sí al que le debo mucho porque gracias a él conseguí trabajar en telenovelas, Eduardo Gutiérrez con la dirección de cámaras de Hernán Villa. El director inolvidable, fue el maestro Bernardo Romero Lozano, quien se encerraba conmigo en su apartamento de la Caracas en las tardes para, “pulirme” el acento argentino, mientras su esposa y mamá de Bernardito nos atiborraba de tintos.
–¿Le gustaría que una calle de Bogotá lleve su nombre?
–El amigo que está construyendo Arena Bogotá, me aseguró y prometió que en el teatro que allí construyeran le pondría mi nombre. Para empezar, ya desecharon la idea de hacer allí un teatro, me hubiera gustado, una calle, no sé, no me parece, hay personas que lo merecen más que yo.
Julio Cesar Luna, actor, director – Foto: Jorge Bautista. Foto de Jorge Bautista en el 2001 con Liliana Fajardo.
–¿Cuándo juegan Colombia – Argentina, que camiseta se pone?
¿Cuál cree?, hijos colombianos, casado desde hace 18 años con una mujer que adoro, Liliana, colombiana nacida en Ibagué, con dos hijos colombianos, uno actor y el otro futbolista, no existe la menor posibilidad de que me ponga la camiseta argentina.
–¿Para dónde va la actuación con la globalización y las redes sociales?
–Siempre existirá la actuación, siempre deberán recurrir a los actores en los medios, sean los que fueran. Hay que legalizar ante los Ministerios y el Gobierno (no con los senadores) la implantación de las leyes que cobijen y valoren nuestro trabajo. La ley Fanny Mikey ha sido un primer paso importante…
–¿Cuáles alumnos suyos se han destacado?
–Muchos, sería larga la lista y no quiero ser injusto con alguno de ellos…los aprecio a todos
–¿Qué les enseña fundamentalmente a sus alumnos?
–Inculco amor, por el trabajo y por ellos, disciplina, voluntad, culturizarse, en la lectura está la salvación del arte, cualquiera que este sea, es lamentable que hoy la juventud no lea, sin cultura el contenido es débil, sin argumentos para el intelecto.
–¿Cuál es su banda sonora cinco canciones?
“My Way” Frank Sinatra – “Memory” Barbra Streisand- “Don’t Cry for Me Argentina”- “Sin medir distancias” Diomedes Díaz – “El tiempo de la cometa “, Alfredo Gutiérrez y todo el catálogo de “Los Beatles” y “Los Rolling Stones”.