Vuelve el aliento del dragón al Centro Comercial Sabana Norte 

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Se trata de los dañinos olores que invaden el entorno de la entrada a Chía y afectan a  la comunidad del centro comercial Sabana Norte. 

Laguna de oxidación de Chía, o Ptar I. Foto: EPDC

 

Chía | Redacción EPDC | Servicios Públicos | 
A escasos 156 metros de distancia de este centro comercial, se encuentra la mal llamada Ptar 1, porque en realidad es una millonaria laguna de oxidación a la que le han invertido grandes fortunas para que parezca y funcione como una Ptar, pero como dice el dicho: el mono aunque se vista de seda mono se queda.

Y es así, como desde hace unos meses para acá, afirma la propia comunidad de Sabana Norte, el dragón ha resucitado con un aliento feroz. Lo que significa que ni la administración municipal, ni la CAR, están haciendo lo suyo para cumplir con la sentencia que en el 2011 les ordenó el Tribunal Administrativo de Cundinamarca de mitigar los malos olores. El triunfo se logró  gracias a la Acción Popular interpuesta por el centro comercial en el 2009, que obligó a la CAR y a la alcaldía de Chía a tomar cartas en el asunto, con medidas que al parecer no se están cumpliendo, porque los malos olores tienen atormentado a todo el vecindario. Pero este no es el único compromiso que no ha sido atendido. Veamos:

Promesas incumplidas y verdades a medias

Encabeza la lista el incumplimiento a la sentencia del río Bogotá, proferida por el Consejo de Estado el 28 de marzo del 2014. La que ordenó a los municipios ribereños al río Bogotá, descontaminar las aguas servidas antes de depositarlas en esta arteria hídrica. Tarea que no puede hacer a cabalidad la laguna de oxidación, porque no tiene la capacidad ni física ni técnica para tratar la cantidad de aguas residuales que le llegan. 

Para explicarlo, este tipo de planta es una excavación en el suelo donde se almacena el agua residual para su tratamiento. En ella se desarrolla una población microbiana compuesta por bacterias, algas y protozoos que eliminan de forma natural los patógenos relacionados con la materia orgánica. Acción que se realiza de manera lenta y olorosa, de ahí su terrible aliento. 

Esta situación se agrava en el tiempo debido al incremento urbanístico, lo que se traduce en más comercio y más gente, sin que se conozca claramente el número de habitantes para los cuales se ha ido acondicionando esta “Ptar 1”. La planta comenzó a funcionar en 1989 para una población estimada en 80 000 habitantes y se asegura que hoy atiende el 30 % de una población que se desconoce cuánta es.  Porque la administración municipal no da razón de la relación que debe existir entre el número de habitantes que se supone atiende la Ptar 1 y la capacidad de la planta. Sobre esto no hay cifras demostrables.

Lo que sí sabemos, porque lo hemos podido confirmar con las veedurías del tema, es que la Ptar 1, debido al caudal de aguas negras, tiene dos vertimientos al río Bogotá. Una por donde sale el agua tratada y otra de aguas negras sin tratar, que caen contaminando el río Bogotá. Razón por la cual Chía paga millonarias sanciones a la CAR por esta contaminación. De igual manera, el Periódico de Chía ha conocido extraoficialmente que Emserchía, entidad a cargo de la operación de la Ptar 1, lleva varios meses sin proveer adecuadamente los insumos químicos que se utilizan para mitigar los olores. Lo que está ocasionando el creciente retorno del mal olor a este sector de la ciudad y la proliferación de plagas y vectores.

¿Qué opinan los empresarios afectados?

Ángela Laceran, es un centro estético en Sabana Norte. Su propietaria comenta que cuando llueve el olor es tan fuerte que se escapa por los sifones y produce náuseas. Apenas se logra medio atenuar con humidificadores.  Y aunque no han perdido clientela, comenta su propietaria, si reciben muchas quejas, en ocasiones hasta cancelan citas o, si el tratamiento es de varias horas, prefieren no concluirlo.

Para Saritas Nail, simplemente huele al caño y cuando llueve es peor. Además, a veces, el almuerzo se torna bastante incómodo. Su propietaria comenta que han perdido clientela.

Alexandra Sánchez, propietaria de un local, comenta que a los clientes a veces les da pereza venir. Y finaliza diciendo que en la plaza de comidas hay días en que se siente más.

¿Qué dice la gerencia?

El centro comercial Sabana Norte lo construye Carrefour, en el 2005, sobre un área de 47 000 m².  En total son 108 locales.

Álvaro Mayorga, su actual gerente, afirma que la PTAR los afecta dramáticamente, pues Sabana Norte no es como el resto de centros comerciales, los cuales cuentan con paredes que lo encierran. En este centro el aire circula libremente…

Indica Mayorga, que muchos de los locales ofrecen servicios médicos y estéticos.  Hay restaurantes y Jumbo, es el ancla comercial del centro. Los propietarios e inquilinos se defienden del mal olor abriendo y cerrando sus puertas constantemente. Muchos se ven afectados por la frecuente cancelación de citas o la deserción de la clientela que, cansada de la situación, busca a los especialistas en otro lugar.

Insiste Mayorga en que el manejo de la Ptar 1, los afecta en varios frentes, porque los malos olores también traen consigo plagas y vectores que los obliga a permanecer en una acción permanente para evitar situaciones indeseadas, lo que a su vez incrementa los costos administrativos y operacionales del centro comercial afectando también a los comerciantes.

Adicionalmente, nos dice Álvaro, que ahora, cuando más interesados están en crecer y mejorar el centro comercial, están impedidos para hacerlo. Ya que en abril de este año, la magistrada Nelly Villamizar, expidió el congelamiento de licencias de construcción para los predios alrededor de esta PTAR I. Entonces, hasta que esta medida no se levante, no podremos ampliarnos como queremos hacerlo.

Un cuarto de siglo y aun sin solución

La laguna de oxidación se construyó en 1989, en el sector Delicias Sur de la vereda Samaria, sobre un lote de 17 hectáreas y un área construida de 3.6 hectáreas que colindan con el costado norte del centro comercial Sabana Norte.  

El objetivo de la planta es recibir las aguas residuales de la Vereda Samaria–sector Delicias, Av. Pradilla, Centro Chía y del sector el 40, con el fin de no continuar contaminando el río Bogotá.

“Parece imposible, pero llevamos 25 años en esta desastrosa situación. El enorme perjuicio que se ha causado a emprendedores, comerciantes, empresarios y usuarios en general con el desarrollo urbanístico de este lugar, se debe al profundo desconocimiento, por decir lo menos, del entonces y esperemos nunca más alcalde Fernando Sánchez y de su secretaria de Planeación, la ahora, penosamente famosa, Concha Baracaldo. Quienes, sin medir las consecuencias, ni importarles lo que cayera sobre la ciudadanía, no dudaron en el 2005, en expedir un permiso exprés para que la tienda francesa, Carrefour, se construyera al lado de la letrina más grande de la ciudad. Esto sin tener en cuenta ni el manejo, ni la correcta disposición de las aguas servidas, lo que es fundamental para preservar la salud de las comunidades rurales y urbanas, en procura del bienestar de las personas”. Declaró para el Periódico de Chía, y sin pelos en la lengua, un reconocido empresario del sector, que pide no ser identificado.

La magia de las promesas

Luego de entender un poco más la falta de gestión que sobre el desarrollo sostenible, adelantan nuestros gobernantes sin prever, o mejor dicho, sin pensar siquiera en las negativas repercusiones que estas decisiones tienen para los bolsillos de los ciudadanos y los presupuestos de la ciudad. Volvemos 15 años después (2005-2020) a ser víctimas de la calidad de gestión de nuestros gobernantes.

En 12 de febrero de 2020, a escasos 43 días de haber sido elegido, Luis Carlos Segura, alcalde de la ciudad, convocó a las fuerzas vivas del municipio a una mesa de concertación en torno a la Ptar 1. A la biblioteca Hoqabiga llegaron los altos mandos de la alcaldía, constructores, comunales, líderes sociales, medios de comunicación y el director de la CAR, Alfred Ballesteros. 

Luego de polémicas y de un inventario de las problemáticas que le causa a la ciudad dicha planta. Ballesteros, director de la CAR, anunció que destinaría 132 000 millones de pesos para construir, sobre la laguna de oxidación, una nueva Ptar, para lo cual el municipio debería comprometerse a hacer los estudio de diseño y construcción, y los constructores a poner una Ptar móvil, mientras se construía la nueva planta.

Los asistentes salieron sonriendo y con cara de satisfacción, porque vieron cómo Segura consiguió en un pispas el apoyo de la CAR para darle solución a un problema de años. Al lograr por fin construir una nueva Ptar, en una gestión más eficiente y participativa que lo que hizo Donoso con la Ptar II, al triplicar los costos de su construcción y dejándosela a Segura aun sin terminar.

Luego llegó la pandemia con todos sus bemoles y en agosto de 2020 la alcaldía firmó el contrato de los estudios de construcción, diseño y puesta en marcha de la nueva planta de tratamiento de aguas residuales Ptar Chía 1, así como la interventoría, por un total de $4.031.775.938.

Desglose del contrato presentado por la Secretaría de Ambiente del 2020.

Desglose completo del contrato del proyecto, en documento a la nación.

El 3 de noviembre de 2023, a 57 días de terminar su alcaldía, Luis Carlos Segura recibe de la CAR, una carta donde le dicen que ya no le pueden dar la plata para la Ptar 1.

Que, de acuerdo con el convenio 2314 de 2023, entre la CAR y el municipio de Chía, para ejecutar las obras y actividades de la fase 1, del proyecto Ptar Chía 1. La CAR le pidió al municipio que enviara la totalidad de los soportes presupuestales y documentos licitatorios y de contratación de interventoría y de estudios y diseños. Y que, al no recibir la CAR, la totalidad de dichos documentos para presentarlos al SGEN y gestionar las vigencias futuras. La corporación no tiene los recursos para adelantar dicha contratación en la vigencia 2023. Firma el documento. El director de infraestructura ambiental.

Y así se evaporaron los cuatro mil millones de pesos de unos estudios que no trascendieron a ninguna obra concreta. Como se han perdido otros miles de millones de pesos en obras mal hechas o inconclusas, a las que después hay que triplicarles el presupuesto. Y mientras esto sucede, la ciudadanía se acostumbra a oler lo podrido sin exigir, ni castigar socialmente a aquellos funcionarios y gobernantes que no saben hacer su trabajo. Hablan con falsedades o entusiasman a la gente con promesas que, por lo general, incumplen.

Cerramos esta nota con tres importantes preguntas que hacen los primeros lectores de este artículo, en el compromiso de que estaremos dando respuesta a estas valiosas inquietudes más adelante.

Preguntas:

¿Por qué la magistrada Nelly Villamizar, con 14 años como el hada madrina del río Bogotá, espera hasta abril de 2024 para prohibir el urbanismo en el sector de la planta de oxidación?

¿Qué dicen y qué hacen la magistrada Yolanda Villamizar y su verificador Pablo Carrizosa, respecto al caudal de aguas negras que de la Ptar 1 cae al río Bogotá?

Si la CAR estaba tan interesada en ayudar a Chía con la plata de tratamiento desde el 2020, ¿por qué esperan hasta unos días antes de acabarse el gobierno, para decir, no han enviado los documentos, no hay plata. ¿O es que al propio alcalde no le interesaba tampoco este proceso?

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