La inquietante sensación que nos produce mirarnos a través de un microscopio
Observado tan de cerca, nuestro cuerpo puede resultarnos más parecido a una obra de arte abstracto que a la experiencia de tener un cuerpo.
Iris. /Foto:Xataka.com
Primer punto, el alto grado de detalle que tienen las fotos. Se nos dificulta concebir un ojo, un óvulo, un pulmón, el iris del ojo, la célula capilar del oído, como unidades separadas y no como partes de un todo.
Por definición, una representación es un símbolo, imágen o imitación, que hace pensar en determinada cosa. Sin embargo, la impresión que pueden provocar estas imágenes sugiere que hay algo de nuestra experiencia corporal que es irrepresentable. O mejor dicho, que su representación no nos refiere en absoluto al significado que la cosa tiene para nosotros.
«El cuerpo humano es sagrado. La mayor parte de nosotros entiende, aún si no lo estamos pensando o tengamos el vocabulario para hablar sobre ello hoy en día, que el cuerpo humano no es simplemente un pedazo de carne o un conjunto de neuronas y células», escribió David Brooks en el diario The New York Times, a colación de otro tema. El cuerpo humano, explicó Brooks, no sólo es un organismo que vive y transmite sus genes. Es, además, el vehículo a través del cual pintamos, hacemos juicios éticos, disfrutamos de la belleza de un atardecer y experimentamos lo trascendente. Es «materia espiritualizada».
La representación del iris del ojo no tiene nada que ver con el placer que sentimos cuando (a través de ese iris) observamos algo bello. La representación de la superficie de la lengua no nos remite, no se nos hace parecido, a lo que sentimos cuando degustamos un bocado delicioso. La imágen microscópica de lo que son la ovulación y la fecundación de un óvulo, no alcanza para abarcar los miles de significados que estos procesos pueden tener para cada uno de nosotros. Estas imágenes pueden representarlos perfectamente a nivel biológico pero, queda en evidencia, nuestro cuerpo tiene para nosotros un sentido que excede al biológico.
Ahora, comencemos el recorrido. Disfrutemos de estas imágenes, permitiéndonos experimentar la fascinación, la impresión o la repulsión, sabiendo que, mirado tan de cerca, nuestro cuerpo puede resultarnos más parecido a una obra de arte abstracto que a la experiencia de tener un cuerpo.