Crisis en Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales del río Bogotá
Estudio de la U. Central revela que no lo están descontaminando y generan gases efecto invernadero.
Según la CAR de Cundinamarca, a lo largo de la cuenca del río Bogotá hay 43 Ptar. Foto: Carlos Ortega y César Melgarejo / EL TIEMPO
Sin embargo, más allá del número de plantas que están trabajando o no, y que tienen como objeto descontaminar las aguas de este afluente, hay una nueva preocupación que está soportada en una investigación de la Universidad Central que indica que estas infraestructuras, que fueron construidas en su mayoría en las décadas de los 80 y 90, no solo no están cumpliendo con su tarea de limpiar el río, sino que están emitiendo gases de efecto invernadero (GEI).
“Se observa que el 71,86 por ciento de las PTAR se encuentran en optimización, es decir, las plantas no cumplen con las normas establecidas para tratar este tipo de vertimientos y entran en un proceso de mejora, lo que afecta de manera negativa la calidad del agua del río, ya que esto disminuye la rigurosidad en el seguimiento de emisiones de GEI y dificulta que las autoridades ambientales lleven un control veraz, actualizado y real del registro de su operación”, indicaron los investigadores.
El estudio también determinó que la mayoría de las plantas operan con procesos biológicos, es decir, usan bacterias y otros microorganismos para separar la materia orgánica de las aguas residuales, esto a través de unas lagunas de oxidación. En la cuenca del río Bogotá el 56,25 por ciento de estas plantas son de tipo aeróbicos, el 31,25 por ciento anaeróbicos y el 12,5 restante es mixto.
Adicionalmente, los investigadores identificaron que las PTAR del río Bogotá analizadas emiten un 6 por ciento de dióxido de nitrógeno (NO2), 16 por ciento de metano (CH4), 23 por ciento de clorofluorocarbonos (CFC) y 55 por ciento de dióxido de carbono (CO2). “Si bien, se evidencia que la cantidad de metano es baja, este gas ocasiona una mayor afectación en el ambiente, ya que influye directamente en el calentamiento global”, se lee del estudio.
De acuerdo con lo informado por la CAR, para entender esta situación hay que volver unos treinta años atrás cuando se implementó la tecnología que actualmente se usa, y que en su momento era la adecuada por su bajo costo de operación y conveniencia para el tamaño de los municipios de la época.
Estas son las plantas de tratamiento de aguas residuales del río Bogotá.
Foto: Infografía CEET.
“Con respecto a los sistemas anaeróbicos construidos en la época de los 90, estos no contaban con control de gases ni de olores, en su mayoría, por lo que sí es posible su emisión de metano (CH4), lo cual se incrementa también debido al bajo o nulo mantenimiento de los sistemas realizados por los municipios los cuales son los responsables de la operación de los sistemas de tratamiento”, expresaron en la CAR.
Para atender esta situación, la corporación se encuentra realizando un plan de optimización y renovación de las PTAR, de forma que un alto porcentaje de los sistemas de lagunas son optimizados aplicando tratamientos de lodos activados, que, según explicaron, no generan gases de efecto invernadero. “En otros casos, se están utilizando sistemas anaerobios que si usan sistemas de control de olores”, concluyeron.
Para la magistrada del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Nelly Villamizar, quien en el 2004 profirió un histórico fallo con el que se les ordenaban a varias entidades del orden nacional, regional y local iniciar el proceso de descontaminación del río Bogotá, la responsabilidad sobre el estado actual de las PTAR no solo recae en la CAR, sino principalmente en las alcaldías de los municipios, quienes durante todos estos años no han hecho un seguimiento y mantenimiento efectivo sobre el funcionamiento de estas.
Nuevas tecnologías
“Las técnicas van cambiando y ese sistema de lagunas de oxidación que es anaeróbico, donde se inyectan bacterias que se comen la materia orgánica, no funcionó. Ahora tenemos técnicas más avanzadas como el sistema de aireación y de lodos activados. Pero qué ocurrió, yo le ordené a la CAR que optimizara esas PTAR viejas y que una vez las optimizara se las entregara a los municipios”, explicó la magistrada, quien agregó: “La CAR no tiene por qué operarlas, la sentencia hablaba de un operador regional que debería crearse, porque me enteré, no le digo qué alcaldía, pero que un alcalde no las prende para ahorrarse la plata de la energía, entonces están vertiendo aguas contaminadas al río”, sostuvo.
La situación del municipio de Cachipay, Cundinamarca, que tiene tres plantas sobre la cuenca media del río, permite entender con más claridad las dificultades que encierra la operación de estos sistemas. El alcalde, Álvaro Moya, manifestó que la PTAR Tierra de Ensueños, que fue construida hacer 18 años, por recomendación de la CAR y empresas públicas de Cundinamarca, debe ser cerrada.
«La CAR no tiene por qué operarlas,
la sentencia hablaba de un operador
regional que debería crearse»
“La principal razón es que esa planta se descuidó en su mantenimiento, tuvo problemas estructurales entonces sale más caro volver a hacerla que llevar las aguas que esta recibía hasta la planta principal, que es la de San Mateo. Esta última es una planta anaeróbica y queremos que siga operando, las tecnologías modernas requieren muchos gastos de mantenimiento. Los recibos de energía son de por lo menos de 15 millones de pesos mensuales, y los municipios no tenemos la capacidad para pagar eso, queremos sistemas anaeróbicos que no consumen energía eléctricas y funcionan bien”, señaló Moya.
Ante estas dificultades de los municipios para implementar y sostener plantas con tecnologías más sofisticadas, la recomendación de la magistrada Villamizar de que se cree un operador regional toma forma y se constituye en el principal reto para que lo ordenado por el fallo 01-479 del 25 de agosto del 2004 del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que fue revalidado por el Consejo de Estado en el 2014, y que solicita acciones a corto, mediano y largo plazo que deberán ejecutar en beneficio del río entidades públicas y privadas, finalmente se cumpla.