Falta de control, el problema de las licencias de construcción en Colombia

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Expertos concluyeron que el mal manejo en los trámites a la hora de expedir una licencia de construcción, genera focos de corrupción, principal problema de las edificaciones y el causante de las emergencias por fallas estructurales.

Edificio Villa Ana de Cartagena – Foto, Héctor Duque
 Bogotá | Tomado de la revista del IEU, por Milton Medina | Urbanismo |
 El profesor Fernando Montenegro, exvicerrector de la U.N., y el arquitecto Jorge Ochoa se refieren a  la problemática de las licencias de construcción en Colombia y las emergencias que se han presentado en varias de las ciudades del país por fallas estructurales, corrupción en el otorgamiento de los permisos y hasta por errores de diseño.

Los expertos concluyeron que el mal manejo en los trámites a la hora de expedir una licencia de construcción es el principal problema, es decir, en la falta de control: «no hay ningún organismo que controle la expedición de una licencia», reiteraron durante el programa.

«Al final el notario firma una escritura confiando en que la Curaduría realizó todos los estudios pertinentes. Lo mismo hace instrumentos públicos con la buena fe, y finalmente el principal perjudicado es el consumidor, el propietario», señalan.

Esta falta de control por parte de las entidades competentes está generando focos de corrupción, que permiten la expedición de falsas licencias de construcción en el país, lo cual ha generado emergencias en Medellín (con el caso del Space y las edificaciones Asensi y Continental Towers), en Cartagena (con las más de 30 edificaciones de los hermanos Quiroz) y recientemente en Santa Marta (con las denuncias por expedición de licencias falsas).

Según el arquitecto Ochoa una licencia urbanística es una autorización previa para urbanizar, parcelar, subdividir o edificar un predio; para inmuebles existentes se requiere una licencia que puede ser de urbanización, de parcelación, de subdivisión y respectivas modalidades, de construcción, de intervención y ocupación del espacio público.

“Este último lo maneja el Distrito y las licencias de construcción tiene unas modalidades que son: 1) obra nueva cuando el terreno está en cero. 2) Ampliación y modificación cuando se va a realizar un ajuste. 3) La adecuación o cambio de uso. 4) Demolición parcial o cerramiento”, explicó el arquitecto.

En cuanto a requisitos, es importante dejar claro que cada persona que desee construir, debe conseguir una empresa o un arquitecto que conozca los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), “debe contar con un especialista con estudios de derecho urbano el cual debe conocer la norma y sobre esta se basa para asesorar el cliente y representarlo ante la curaduría o planeación”, sustentó Ochoa.

Por su parte, el profesor Fernando Montenegro precisó que siempre se requiere un permiso de construcción, ya que en Colombia existe un régimen jurídico que obliga a que se tenga licencia para realizar cualquier tipo de obra, para modificar, o para intervenir en el espacio rural o en el espacio urbano.

“Sin esta condición legal no se puede efectuar absolutamente nada, con la Ley 388 de 1997 se dieron pasos agigantados; sin embargo, a lo largo de la historia se da un grado de informalidad porque el Estado no logra resolver todo por el crecimiento demográfico, zonas de invasión y el amplio número de delincuentes que se aprovechan de esto”, sostuvo.

Según los dos expertos lo que más se construye son viviendas, “relativamente un 70%”, dijo Ochoa. Entre tanto, Montenegro recalcó que una ciudad típica moderna tiene un desarrollo de industria y centros comerciales equivalente a un 20%; el otro 80% es de vivienda, es decir, es el sector donde se concentra la gran parte de las construcciones y en el que más ilegalidad se genera. “La gente está dispuesta a pasar por encima de la norma lamentablemente”, expresó.

Para los arquitectos, es evidente la necesidad gran parte de la población de vivir en la ciudad, de ahí que a diario se construya. No obstante, hay un problema a de control, que deriva en el crecimiento de urbanizaciones informales.

El caso de Cartagena

Héctor Duque Salazar, propietario del apartamento 101 del edificio Villa Ana en Cartagena, es una de las decenas de víctimas que está dejando a su paso la Constructora Quiroz en la capital del Bolívar.

Para exponer uno de los aspectos que preocupan, Duque señaló que este edificio debía tener 5 pisos, pero tiene 8. “Los hermanos Quiroz trabajaron con licencias falsas e hicieron con la ciudad de Cartagena lo que quisieron. Hoy en día hay un amplio número de familias con problemas muy delicados, estamos a punto de perder nuestras viviendas. Yo invitó al gobierno, local y nacional a que se apropien del problema”.

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