El Nobel de Economía Paul Krugman: “Hoy triunfan los peores”
El economista analiza el éxito de las mentiras de Estado con motivo de la publicación de su libro ‘Contra los zombis’.
El académico empieza por señalar que “todos somos vulnerables a las creencias que nos resultan convenientes”. Y reconoce que él mismo ha sucumbido a esa tentación alguna vez, aunque en general lucha contra ello. “Claro que todos –señala–, deberíamos resistirnos a eso, pero lo cierto es que gran parte de la gente no lo hace”. Y en política es peor: “La idea de que la honestidad al afrontar la realidad es una virtud parece haber desaparecido de la vida pública”, opina.
“Los científicos del clima ven pronto cómo sus investigaciones no sólo son ignoradas sino perseguidas”
El abuso de la mentira va sin embargo por barrios. Es “asimétrico” en la medida en que la verdad importa más a unos que a otros. Y así, en el caso de Estados Unidos, la veracidad “preocupa más a los demócratas que a los republicanos”.
¿Cuál es la clave para que la falsedad se perdone ahora mucho más fácilmente que hasta hace unos años? “No está claro. Pero al parecer una parte importante de los ciudadanos creen en una verdad superior de tipo político o religioso y piensan que no importa mentir si sirves a esa verdad más elevada”, responde el Nobel.
En este contexto, todos los expertos o estudiosos que trabajan con la lógica y los datos están “a la defensiva”, asume Krugman. Pero los economistas –precisa– “no pueden quejarse” si se comparan con los científicos del clima y el medio ambiente. Pues éstos “se encuentran de pronto en un mundo donde las investigaciones más certeras sobre la tierra y su futuro no sólo son ignoradas sino perseguidas”. En suma, estamos en “una situación donde los peores parecen estar triunfando”, dice.
Krugman admite que, para hacer frente a los mentirosos, los expertos han de cambiar sus forma de comunicar. ¿Cómo? “Ante todo –indica–, debemos dejar de fingir que estamos manteniendo discusiones honradas y sinceras”. Por ejemplo, los economistas “no estamos siendo honestos con la gente si damos la idea de que los recortes de impuestos se pagan y se compensan por sí solos”, apunta en referencia a una de las discusiones económicas más repetidas en todas partes.
En su libro, recopilación de artículos publicados en prensa, Krugman insiste en la importancia del cambio climático por encima de cualquier otra cuestión. ¿Cómo es que no hacemos nada para frenar el desastre que sabemos que se avecina? Para empezar, a su juicio “nos enfrentamos a una catástrofe total y además innecesaria”: un apocalipsis que sabemos cómo evitar y cuya prevención mediante el tránsito hacia un mundo sin emisiones contaminantes “no costaría demasiado”. ¿Entonces? Krugman contesta: “Si las personas son políticamente estúpidas es porque hay gente muy interesada en matenerlas así. Hay mucho dinero para financiar el negacionismo climático. Y encima la mayoría de medios se han unido y han dejado de ser directos sobre la gravedad del peligro”. Lo dicho. De acuerdo con lo que sostiene este Nobel –y no es el único–, vivimos bajo el imperio de la mentira. De la mentira y la estupidez.