Preocupante panorama de la vejez en Colombia

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Según un informe a Universidad de La Sabana y la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, cerca de cuatrocientos adultos mayores son abandonados cada año en el país. El informe plantea siete retos para atender el incremento de esta población en el país y mejorar su calidad de vida.

| Nación | Prensa Unisabana | Salud |
 No hay garantías para los adultos mayores en Colombia y en consecuencia envejecer en el país se convierte en un desafío, así lo concluye un reciente informe de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana y la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, hecho con ocasión del Primer Encuentro Franco – Colombiano de Geriatría, que se realizó hasta el 1 de junio.

Según el informe, la pirámide poblacional del país se ha invertido a tal punto de que hay más gente mayor de 60 años que niños menores de cinco. Es decir, se calcula que para el 2020 “por cada dos adultos mayores habrá un adolescente”, reza el documento que analizó los resultados de la Encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento, hecha por distintos organismos públicos y privados, entre ellos la Universidad de La Sabana, y que consultó a por lo menos treinta mil adultos mayores, habitantes de doscientos cincuenta municipios de Colombia.

El informe también revela que en Colombia hay aproximadamente 5’750.000 adultos mayores según el DANE; de ellos unos 995.000 residen en Bogotá y cerca de 400 son abandonadas cada año en la capital. El panorama en el centro del país es el más preocupante, toda vez que seis de cada diez adultos mayores vive en Bogotá y el resto en los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Santander y Atlántico.

Teniendo en cuenta que el 28% de las personas mayores de los adultos mayores en Colombia reside en las ciudades con mayor densidad demográfica (Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla), el presente de esta población se complica porque buena parte de ellos no viven en un centro especializado de cuidados geriátricos ni con un cuidador. El documento advierte que el 9,3% de los adultos mayores en el país vive solo; pero en Bogotá esta cifra aumenta a 11%.

Un geriatra por cada 35 mil adultos mayores

Al preocupante panorama nacional, se suma el déficit de personal médico dedicado a atender esta población. Si bien desde 1982 hasta la actualidad se han formado dos mil gerontólogos en Colombia, de estos apenas hay 4% en actividad.

Lo anterior significa que actualmente hay ochenta geriatras en el país y treinta en formación; la mayoría de estos especialistas se encuentran en Bogotá. En esta área de la medicina, los primeros centros de formación se iniciaron en universidades públicas como la de Caldas, del Valle y la Nacional. Recientemente, las únicas entidades privadas en ofrecer esta formación son la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad de La Sabana.

Ante esta realidad, la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, advierte que hay solo un especialista por cada 35.000 adultos mayores en Colombia. Este fenómeno recobra vital importancia, toda vez que en la dinámica global la población mayor también va en aumento. Según la OMS, hay 841 millones de adultos mayores, que representan el 12% de la población mundial.

Este panorama es aún más “desafiante”, si se tiene en cuenta que nueve de cada diez médicos que se formaron como profesionales de la salud, no tuvieron un abordaje o instrucción específica sobre el cuidado o manejo del adulto mayor.

El 74% de los adultos mayores no tiene pensión

El informe señala que, si bien el 90% de la población colombiana tiene acceso y cobertura al sistema de salud, apenas el 26% de las personas mayores de 65 años en el país goza de una pensión. Lo anterior deja en vilo a la mayoría de la población mayor, pues su falta de acceso al sistema pensional la convierte en una población vulnerable.

De hecho, ya son vulnerables a varias enfermedades que requieren de un trato especial. Según un documento de la Fundación Saldarriaga Concha denominado “Diagnóstico de los adultos mayores en Colombia”, que fue analizado en el informe, la Enfermedad Isquémica del Corazón es la que más sufre esta población en el país, pues la padecen el 20% de los hombres y el 18,8% de las mujeres mayores de 60 años.

A esta le siguen otras –en menor cuantía porcentual– como las enfermedades crónicas de las vías respiratorias internas (9,5% en hombres, 12,1% en mujeres); enfermedades cerebrovasculares (9,4% en hombres, 7,9% en mujeres); enfermedades hipertensivas (4,6% en hombres, 6,6% en mujeres) y Diabetes Mellitus (4,2% en hombres, 5,3% en mujeres).

Ese mismo problema nacional lo ha estudiado la OMS, que determina la alta morbilidad de la población mayor a escala mundial. Y gran parte de esa carga puede atribuirse a enfermedades de larga duración como el cáncer, las afecciones respiratorias crónicas, las cardiopatías, las enfermedades osteomusculares (como la artritis y la osteoporosis) y los trastornos mentales y neurológicos. Justamente, de estas dos últimas deviene otro de los grandes males de la población mayor del país: la depresión.

40% de los adultos mayores sufre de depresión

En el país, “luego de la hipertensión arterial, la segunda patología más frecuente en adultos mayores es la depresión”. Según el informe, cuatro de cada diez adultos mayores en Colombia tiene un perfil depresivo.

Lo anterior tiene una razón de ser: la inequidad social y económica. Es decir, los adultos mayores no tienen “una pensión social universal no contributiva”, lo cual los deja aún más desprotegidos, pues a esto se agrega que muchos viven en pobreza extrema, con violencia, maltrato, abuso y con un acceso al sistema de salud muy deficiente.

A este panorama económico, se suma un componente social: la exclusión de la población mayor en el quehacer del país. Tener 60 o más años no es sinónimo de ser una persona vieja. Por ello, muchos individuos que integran esta población suelen caer en depresión, pues se sienten excluidos, inútiles, inservibles y como una carga para sus familias y para la sociedad, en general.

El informe también señala que el modelo de trabajo colombiano no es idóneo para esta población, pues suelen caer muy rápido en la obsolescencia. A los adultos mayores se le deben dar más oportunidades de trabajo y estas deben adaptarse a las condiciones físicas y mentales de ellos. Lo anterior significa mayor apertura –por parte de los empleadores– a la flexibilidad laboral y al incremento de oportunidades de desarrollo y crecimiento humano de estas personas.

El incremento de la esperanza de vida en el país ha supuesto una mayor diferenciación de los tres tipos de vejez que suelen presentarse en el panorama actual. Está el adulto mayor normal, el de vejez acelerada y el exitoso –también conocido como anciano robusto–. De estos, el envejecimiento normal es el que más se presenta en Colombia: 60%.

Siete retos para proteger al adulto mayor

En Colombia, las personas mayores y los menores de 5 años presentan mayores índices de mortalidad en comparación con el resto de grupos poblacionales. Y si a este panorama se le suman el hecho de que el nivel de fecundidad en el país ha disminuido en más del 50% en el último medio siglo, entonces la necesidad de atender esta problemática se vuelve perentoria.

Lo primero que se debe señalar es que el nivel de fecundidad de los colombianos ha caído estrepitosamente en lo corrido de este siglo: la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2015 indica que, en 1.967 “el nivel de fecundidad por mujer era de 6.7 hijos e hijas”, mientras que hace 7 años este nivel llegó a “2.1”.

En consecuencia, el incremento de la población adulta mayor reviste un desafío que el informe desarticula en siete grandes retos que pueden servir de solución –a largo plazo– para atender este fenómeno.

  1. Aumentar la cobertura y el acceso a pensión. Al menos el 26% de los adultos mayores tiene una pensión, por esto se sugiere una reforma pensional.

  2. Robustecer las redes familiares y sociales. La población mayor no solo debe estar cubierta por un sistema de salud, el apoyo de las familias es fundamental y para ello se requiere de personal médico especializado.

  3. Mejorar la cobertura y la educación de los cuidadores. En este segmento poblacional, los enfermeros y demás especialistas tampoco cuentan con un seguro ni una formación especializada que les permita optimizar su trabajo.

  4. Aprender de la experiencia internacional. México y España son pioneros en la implementación “del turismo geriátrico” como una forma de incluir a esta población en las rutinas de la vida socioeconómica. Además, se debe aprender de la conocida “revolución de la longevidad”, en la que muchos países han integrado políticas sociales, de entretenimiento, culturales y económicas para mejorar la calidad de vida de la población mayor.

  5. Impulsar políticas estatales y privadas. El sector púbico puede apalancarse en el privado –y viceversa– para investigar este fenómeno y así determinar un plan de acción para proteger a la población mayor en el país.

  6. Generar más formación. El país debe garantizar el acceso –o al menos incrementarlo– a la educación y a la formación para el trabajo de la población mayor. Cumplir 60 o 65 años no puede convertirse en el fin del proyecto profesional.

  7. Ratificar los DD.HH. de la población mayor. Tal como lo han hecho varios países del Cono Sur, Colombia también debe ratificar los logros que en diversas convenciones iberoamericanas se han obtenido en torno a la protección de los derechos humanos de la población mayor.

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