La determinante en cada problema municipal es la falta de justicia. Esa sabia y esquiva dama ciega, que no se pronuncia y que, con su silencio, tiene al municipio al borde de un colapso.
De hada madrina a dama Fortuna

Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, exmagistrada. Foto CAR.
Los feudos del poder judicial

Durante su intervención en el 9° Encuentro Sostenibilidad de
Camacol Bogotá y Cundinamarca, la exmagistrada, Nelly Yolanda Villamizar
Aseguran que la gente ya está harta de que la justicia no funcione, que los fallos se demoren décadas, se engaveten procesos e impere la impunidad. Ahora, rechazan que se continúe con la modalidad de crear feudos judiciales como el que se acaba de presenciar con el cumplimiento de la sentencia del río Bogotá. Una magistrada con exclusivos conocimientos jurídicos, emitiendo sentencias sobre campos tan diversos y desconocidos para ella como: desarrollo urbano, medioambiente o planeación, por nombrar algunos. Esto sin contar con la necesidad de integrar a futuro un equipo profesional e interdisciplinario y otro técnico que conozca, visite y evalúe los más y los menos que cada municipio tiene en su relación con el río y asesore al magistrado que llegue. Y que éste cuente, además, con un presupuesto que le permita pagarles a todos, y evitar los actos de corrupción que se conocieron, en la gestión de la magistrada, con los verificadores. Fueron 24 años votados al caño porque no se descontaminó un centímetro de río y se fue tan campante. Sin que se conozca públicamente un solo informe de resultados de su gestión. Solo se despidió con unas palabras el pasado 13 de marzo, en el 9.º Encuentro de Sostenibilidad de Camacol Bogotá y Cundinamarca, el único gremio que pudo ver resultados y agradecerle a la togada.
La ineficiencia de los órganos de control

La dama ciega de la justicia y sus símbolos
En definitiva, el asunto de la justicia está a la orden del día en el municipio. No importa para donde se mire, o de qué se trate, la determinante en cada problema municipal es la falta de justicia. Esa sabia y esquiva dama ciega, que no se pronuncia y que con su silencio tiene al municipio al borde de un colapso. Para no ir muy lejos, un mes antes de las elecciones de octubre de 2023, la Procuraduría ya tenía clara la inhabilidad y destitución del exalcalde y ahora actual alcalde Leonardo Donoso Ruiz. De hecho, el Periódico de Chía, publicó antes del proceso electoral, parte de un documento de la Procuraduría que establecía esa u otra sanción similar, pero dicho ente de control, nunca lo aclaró. Y como surgió el choque de trenes entre las entidades judiciales sobre quién era el que debía sancionar. El caso pasó al Consejo de Estado, que tampoco se ha pronunciado frente a éste ni al resto de la docena de casos de candidatos elegidos con antecedentes disciplinarios. De manera que nada evitó que varios candidatos corruptos fueran reelegidos. Aseguran que es urgente, una reforma a la justicia que ajuste normas y procedimientos que evite que ciudadanos cuestionados se lancen a ser elegidos o reelegidos sin que sus situaciones judiciales estén claras y definidas, a que por ausencia de esta reforma los cuestionados nos gobiernen, porque es mejor para un pueblo que cien supuestos inocentes estén impedidos a que un solo corrupto llegue al poder. Como le pasó a Chía en este período y la justicia aún no aparece.
El cinismo de la supuesta justicia

¿Cuáles pueden llegar a ser los efectos políticos, sociales y económicos en una ciudad, cuando su gobernante es destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos por 9 años. Por un actuar corrupto contra su ciudad y su pueblo, y este hecho se hace público? ¿Qué le puede pasar a esa ciudad y su gente si ese gobernante, en lugar de ser destituido de inmediato de su cargo, permanece en el poder como si nada, porque el poder judicial del Estado no está a la altura de sus obligaciones con las comunidades que sufren este impacto político y trauma social? Esta experiencia para la comunidad no es otra cosa que una violación mental e intelectual a los más íntimos derechos ciudadanos y conceptos políticos, éticos y morales. ¿Qué se puede esperar entonces de esa sociedad que sabe que su alcalde. Aquel, a quien le dieron la máxima confianza, y en quien la mayoría puso sus más altas y positivas expectativas resultó ser un vil embaucador que, con acciones corruptas, acomodó un contrato de servicios públicos para meterle la mano por largo aliento a los bolsillos de sus ciudadanos en beneficio propio? Y ¿qué tipo de gobierno se puede esperar de ese gobernante que, después de ser puesto en la picota pública, continúa ejerciendo mientras es irrespetado, señalado, despreciado y burlado?, Aseguran que lo que la gente pide es que se vaya, ya que nadie quiere ser gobernado por quien traiciona a su pueblo.
Total y ¡la comunidad como si nada! ¿Esta es indolentemente cómplice o Indiferente?