El cambio climático es ya
Extremos climáticos de características y cálculos estadísticos ya evaluados deben sucederse cada 100 años, pero esta premisa en la actualidad ya está considerada nula.
Y cuando el permafrost pierda su cobertura de nieve o hielo, que desde hace dos décadas empezó, es el metano, «otro gas de efecto invernadero», el que entrará en acción, pero no sumado al CO2, sino en sinergia con este. Lo que desatará una reacción en cascada que obligatoriamente involucrará al gas de mayor efecto invernadero: el vapor de agua.
Llegado a este punto no solo será el colapso de aproximadamente la cuarta parte de la zona habitable, sino que sucederá en forma rápida y catastrófica. Modus operandi de la naturaleza, gradualismos puntuados por catástrofes cuánticas, que es lo que la mente humana hasta ahora poco ve o comprende, y mucho menos está dispuesta a prepararse para ello, o para que ello no suceda.
Por fortuna la Tierra la heredarán, como dicho está en las Bienaventuranzas, los humildes. Es decir, quienes se encargarán, además de velar porque no vuelva a suceder otro cambio climático por el estilo, serán aquellos que han vivido y sobrevivido en zonas inaccesibles (para citadinos, no para ellos) y con estilos de vida ancestrales.
Y es que no solo la diabetes, la obesidad, la hipertensión arterial, el asma y la depresión son enfermedades de la civilización, sino el mismo cambio climático, cuya causa última igualmente reposa en nuestra opulencia actual. Desequilibrios en nuestros metabolismos corporales e intercambios comerciales es lo que está ocasionando ahora la sexta gran extinción del planeta Tierra, con todo y el frío intenso, la otra cara simultánea y posterior del cambio climático.
* Con razón, los conservadores no creen en el calentamiento global; al fin y al cabo, ya se dan fuertes nevadas hasta en países mediterráneos y semitropicales.