El futuro de Colombia sin control remoto ni combustible

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Nadie entiende porque este gobierno insensible y torpe no ha decretado una emergencia social y económica.

Por Luis Alberto Correa C. | Economista Un. de Los Andes |Columnista | Opinión||
Aunque coincido con la expresión de Daniel Coronel, que Duque solo tenía hoja de vida para viceministro de cultura, no es momento para la oposición obstinada porque todos vamos en el mismo avión y tenemos que ayudar es a sobrevivir, alertando la ceguera del presidente que parece congelado por los sucesivos hechos consecuencia del Covid-19, pero además las masacres, la tormenta sobre nuestras islas caribeñas, el errático manejo con Estados Unidos y peor aun, la situación con Venezuela y los 2 millones de inmigrantes pobres que aumentan la presión social y la inseguridad.

El manejo errático de la pandemia con recursos insuficientes y de mínima velocidad de atención, difuminados en una docena de programas incoherentes. Todo lo cual nos están llevando a una explosión social que el único que no la advierte es el gobierno central y los administradores regionales y locales. Todos, jugando al chamboneo de medidas inútiles, como el cierre de las economías, los toques de queda sin sentido, las miserables multas a los pobres por salir a buscar cómo evitan dejar morir de hambre a sus familias. Población que según él DANE el 69 % no contaban con ahorros y el 23 % están sin ingresos. Pero no menos grave son los datos de desempleo nacional, 15 %. La disparada de las pobrezas monetaria y multidimensional donde retrocedimos 10 años y se necesitarán otros 10 años para recuperarnos.

Nadie entiende porque este gobierno insensible y torpe no ha decretado una emergencia social y económica para cambiar el libreto de esta distribución de recursos en torno a lo esencial, y es no dejar morir de hambre la población más necesitada, que además no se explica como sin ingresos atienden sus compromisos de arriendos, servicios, y alimentación durante este terrible último año.

Se niegan sin justificación a emprender la renta básica mensual para los estratos 1, 2 y 3 durante al menos 6 meses mientras finaliza la vacunación, pero además deberían establecer un programa de auxilios de arrendamientos para los citados estratos socio económicos incluyendo el estrato 4 que también ha sufrido las contingencias adversas del mal manejo de la pandemia.

No puede ser cierto que eludan recursos del crédito extraordinario del Banco Central, con el débil argumento que aún hay otras opciones más ortodoxas, cuando un estallido social les muestre que la heterodoxia económica era la solución para contener la inestabilidad política ya que la gradualidad y el ufanamiento estéril de la mal llamada exitosa política macroeconómica, que en nada ha contribuido al crecimiento del bienestar y la calidad de vida de los Colombianos, en los últimos 30 años.

Finalmente, se exige un programa de reactivación que genere empleos formales, con el concurso de la inversión privada, pero además que inicie con un alivio de tarifas de servicios públicos, impuesto predial, peajes y precio de los combustibles y jamás con una reforma tributaria que busca gravar más productos de la canasta familiar, cuando la lógica del momento obliga es a implantar una tarifa plana del 10 % del citado IVA y eliminar las exenciones a las grandes empresas como lo demostró el profesor Luis Jorge Garay, el nivel de tributación efectivo en Colombia no llega al 5 %, por esa colcha de retazos que es nuestro estatuto tributario donde se funden el poder económico y el teatro político. 

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