Ir a Puerto López, el principal puerto fluvial del Meta, y escuchar al “Mono” Apolinar, basta para enterarse de la historia grande y menuda del “portal de la altillanura colombiana”, donde tantas sinrazones ocurren, cuya cuantía seguramente rebasa los límites de esta columna.

Verdadero “memorial de agravios”, que desfila por un inventario de obras frustradas y desaciertos que suceden, desafortunadamente para los portolopenses, todos, en su contra. La ampliación del colegio Olaya, emblemático del poblado, iniciado desde 2008, mediante convenio entre Saludcoop y la Gobernación, aún no se concluye y como van las cosas luce embolatado. Un contrato con el IGAC más “falso que una moneda de cuero” y sin embargo referente para un cobro del impuesto predial que tiene indignados a los lugareños, mientras el Concejo y el Alcalde no saben que coartada invocar para justificarlo. Un plan maestro de acueducto y alcantarillado, a cargo de EDESA, otro desacierto más de esta empresa, constructora de sendas PTAR en Puerto López y en Pachaquiaro que no han funcionado un minuto. Vías secundarias deterioradas por el tránsito de las tracto camiones de la “locomotora minero energética” cuya principal huella son los daños ambientales, incluyendo la contaminación de aguas otrora fuente de vida de gentes y animales. Un contrato para construir un nuevo acueducto, en el lugar menos indicado, cuya licencia ambiental luce refundida. Un hospital sin especialistas que remite sus enfermos graves hasta Granada, distante casi dos centenares de kilómetros del “casco” del Puerto. Unas EPS, que como en todo el país, no dan sino ganancias a sus dueños, porque lo que es salud no parece ser su ejercicio. Una ola de drogadicción entre la juventud, acorralada por la falta de oportunidades de educación y trabajo. Unas empresas petroleras que acuden a mano de obra foránea desechando la del lugar y dilatan el pago a sus proveedores al límite de su quiebra. Megaproyectos de los “nuevos Llaneros” que no pagan predial y además tercerizan sus trabajadores, basando su “competitividad” en la sobre explotación de la mano de obra. Una infraestructura educativa que no responde a las necesidades de una población creciente por el “boom petrolero”. Una administración que endeuda al municipio por más de 20 mil millones, al parecer, único legado visible para con sus gobernados…

Puerto López “sí tiene arreglo”, repica Apolinar Beltrán y acompañando a Javier Manchego, recorre calles y veredas, en una moderna reedición de las andanzas en la Mancha; intentando demostrar que se pueden “desfacer entuertos” y derribar, no los molinos de viento que embistiera Don Quijote, sino gobiernos indecorosos que se repiten como una mala copia en estos municipios de nuestra geografía.