Cuatro municipios hacen la tarea para sanear el río Bogotá

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En los municipios de Gachancipá, Cogua, Tabio y Funza están haciendo la tarea de evitar que las aguas residuales provenientes de la cocina o del baño de sus pobladores se viertan directamente a ríos, quebradas y ecosistemas como los humedales.

Cundinamarca|Tomado de El Tiempo|Medio Ambiente|La Región desde los medios|
Este avance ambiental se debe a que han construido o mejorado sus Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) con proyectos cofinanciados de infraestructura de saneamiento con la Corporación Autónoma Regional (CAR).

El objetivo de estos trabajos está enmarcado en el proyecto de recuperación del río Bogotá, que busca evitar que a su cuenca lleguen aguas sin tratamiento, producto del desecho de los municipios cercanos.

Para la CAR, con el tratamiento de las aguas residuales de estos municipios, además de disminuir la carga contaminante en la cuenca, se obtienen otros beneficios que terminan mejorando la biodiversidad de la región que circunda al río Bogotá, pues humedales, quebradas y pequeños ríos que desembocan en este gran afluente se van regenerando.

Además, si se tiene en cuenta que estos habitantes aún usan el agua contaminada del río Bogotá para consumo humano, actividades agrícolas y de riego, también mejoran las condiciones de vida de las personas que viven en la cuenca baja del gran río.

“Estamos devolviéndoles los indicadores de vida a los ecosistemas. Estamos permitiendo que la biodiversidad y la fauna y flora acuáticas vuelvan a recuperarse en todos los ríos que son afluentes del Bogotá para que en toda la zona del Alto Magdalena (cuenca baja) no reciban descargas de agua sin ningún tratamiento”, explicó Alfred Ignacio Ballesteros, director de la CAR.

La PTAR más moderna

El municipio de Funza cuenta con una de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) más modernas de Cundinamarca y del país, con equipos de última tecnología que también ayudan al medioambiente, pues consumen poca energía.

Esta planta se inauguró el pasado 18 de septiembre, durante un evento en el que participaron el alcalde Jorge Machuca y del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Gabriel Vallejo López.

Costó $ 7.000 millones

Las obras que resultaron en esta moderna PTAR consistieron en rehabilitar una planta que ya existía desde 1996, pero que no tenía una óptima capacidad de tratamiento y disponía agua con bajos índices de pureza al humedal Gualí, un ecosistema de unas 300 hectáreas que tiene conexión con el río Bogotá y presenta un preocupante deterioro, pues también recibía fuertes descargas de aguas residuales.

De acuerdo con David Bernal, gerente de la empresa de servicios públicos de Funza, la planta años después fue recuperada por la Corporación Autónoma Regional (CAR) y en el 2012 fue entregada a la alcaldía municipal.

Se necesitaron 7.000 millones de pesos para modernizarla y ahora de los 8.000 metros cúbicos diarios de agua aproximados que recibe –resultado de los desechos de sus 100.000 habitantes–, el 100 por ciento son tratados y descargados de nuevo al humedal con agua que tiene una pureza del 95 por ciento.

Este tratamiento se logra gracias a un sistema de aireación que permite que las remociones (retiro de los contaminantes) sean más elevadas que antes.

“Es una tecnología denominada SBR, siglas que en español quieren decir: reactor biológico secuencial, y consiste en hacer una aireación por medio de microburbujas para que las bacterias degraden la materia orgánica para retirarla del agua y así devolverla transparente”, explicó Bernal, de la empresa de servicios públicos de Funza.

“Ahora hacemos remociones que cumplen con los parámetros que indica la ley”, agregó.

Otras plantas en camino

Según la CAR, antes de que termine el 2015, se dejarán contratadas otras PTAR en los municipios más grandes de la sabana como Chía, Cajicá, Zipaquirá, Facatativá, Mosquera y Cota.

“En veinte días terminamos en Cogua; en un mes, Nemocón, y estamos construyendo en Tocancipá”, explicó Ballesteros, director de la CAR.

Aunque el funcionario insistió que estos trabajos son “mínimos a los casi 20 metros cúbicos por segundo de aguas negras que genera Bogotá, lo cual no permite que se vea la mejora en lo que estamos haciendo”, concluyó.

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