Cundinamarca, tercer departamento en corrupción electoral
Las elecciones de octubre en Cundinamarca están en riesgo, pues este es el tercer departamento con mayor índices de trasteo de votos al registrar en 60 municipios –de los 116 que existen– irregularidades de inscripción de cédulas y de censo electoral, entre otros factores.
El promedio de este indicador es que para este año 98 personas de cada 1.000 inscribieron su cédula en el país, lo que se considera normal. No obstante en Cota 5.528 personas se inscribieron; en Chaguaní, 265 y en Paime, 368.
Estas cifras duplican la tasa y por ello dichos municipios se ubican entre los primeros 50 a nivel nacional con mayor índice de inscripción de cédulas, lo que supone un escenario más vulnerable para que se presenten casos de trashumancia o trasteo de votos en el departamento.
Por dichos casos, en Cota el Consejo Nacional Electoral (CNE) anuló 4.259 cédulas de las 5.528 inscritas. Además, en los otros dos municipios este ente regulador está investigando casos para proceder con posibles anulaciones. A la fecha, en 25 se han anulado cédulas.
Antecedentes parecidos
Otro de los indicadores para analizar la trashumancia en el departamento es el estudio de los antecedentes de este fenómeno en las elecciones del 2011.
Para ese entonces, 76 municipios estaban en riesgo electoral por el trasteo de votos. De acuerdo con las cifras, 103.985 cédulas se habían inscrito, de las cuales el Consejo Nacional Electoral anuló 21.387, lo que supone que el 10 por ciento de las inscripciones en Cundinamarca fueron inhabilitadas para las elecciones de hace cuatro años.
Aunque el número de municipios en riesgo bajó considerablemente, la Misión de Observación Electoral advierte que es necesario hacer seguimiento para garantizar unas elecciones transparentes en el departamento.
Otro antecedente que alarmó a la organización es que en el 2011 se registraron más votantes que número de habitantes por municipio. Por ejemplo, en Choachí, de 10.781 pobladores, 11.062 votaron; en Ricaurte, de 9.314 habitantes, votaron 9.961, y en Tibirita de 2.945, votaron 3.033.
Violencia, otro factor
La presencia de grupos armados al margen de la ley, la violencia e intimidaciones a la prensa y a políticos, o el desplazamiento forzado, son otros de los índices que suponen un riesgo en estas elecciones de octubre.
En Cundinamarca 10 municipios están en riesgo medio por estos factores, por ejemplo, en Villeta se registró un atentado contra una concejal en enero de este año.
En Soacha y Fusagasugá hay alertas por la presencia de bandas de crimen organizado. En Venecia hay presencia de guerrilla y en Medina se han perpetrado ataques por parte de las Farc y en Ricaurte por el Eln.
Esta situación violenta y la presencia de estos grupos ilegales suponen riesgos en épocas de elecciones porque es una forma de hacer política que va en contra de la democracia.
Para los investigadores de la Misión de Observación Electoral el hecho de amedrentar candidatos o políticos con el objetivo de evitar que lleguen a cargos públicos, es un atentado contra unas elecciones justas y transparentes.
Este escenario no cambia mucho en comparación de años anteriores, pues en el 2013 en Cota, Gachancipá, Mosquera, Ricaurte y Tocancipá funcionarios públicos fueron amenazados y en algunos casos resultaron víctimas mortales.
Riesgos de fraude
El 34 por ciento del departamento está en riesgo de fraude electoral con 39 municipios que presentan alertas en este caso. Para sacar esta conclusión fue necesario hacer una revisión del comportamiento electoral de las tres últimas elecciones para alcaldías, asamblea y gobernación.
La variable se basa en los índices de participación, votos nulos, tarjetones no marcados y el dominio electoral. Este último muestra un número desorbitado de votos por un candidato que haya resultado ganador.
En términos generales, el municipio que presenta cifras muy alarmantes es Gutiérrez, que se encuentra en riesgo extremo. Le sigue con un riesgo alto municipios como La Palma, Soacha, Fosca, Guataquí, Guatavita, Nariño, Facatativá, Gachalá, Gama, Paime, Quebradanegra y Tena.
Para la MOE hay que priorizar la vigilancia el día de las elecciones, asegurando la entrada de los votantes y también inspeccionando el comportamiento de los jurados.
Además es clave vigilar la custodia de los votos, es decir, que se garantice que no haya alteraciones en el transporte hacia los escrutinios y que haya un proceso transparente en el conteo.