En Chía como en Venezuela expropian, pero a los pobres!

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Por Elvia Galeano

Soy de una familia raizal de Chía. A la casa de mis abuelos donde pasé mi niñez, ha llegado el poder local a decirme que venda (a centavos, lógico) o me expropian. El predio de mi familia está en la vereda Samaria, pero como somos gente sencilla de campo,  nos quieren despojar de nuestro patrimonio que está perfectamente legalizado, con su correspondiente sucesión y posesión de familia, desde hace 63 años.

El señor Alcalde, está haciendo escuelas. Sobre los recuerdos y propiedades de mi familia, van a «hacer escuelas». Pero escuela de abuso, expropiando como hacen los dictadores en Venezuela. A estos que están en el Banco Inmobiliario y en los puestos de poder de Chía, se les olvidó su raza, su sangre y que fueron elegidos por el pueblo raso, porque los ricos estaban en otras toldas políticas. Infames.

Hago público mi caso porque estamos a punto de cerrar este período político con un atentado a los derechos humanos, porque una herencia es legal, es un derecho adquirido como consta en el Registro de Instrumentos Públicos. Si como dicen ellos, en cabeza de la doctora Nancy Reyes, que mis documentos son de «falsa tradición» como me proponen entonces que venda o venda?.

¿Cómo le compran a quien presuntamente no es dueño?, ¿qué clase de desplazamiento forzado es este que se emprende contra nuestra familia?. Nadie nos respalda.

Ya han llegado con topógrafos con todos los andamiajes para dañar a la clase campesina, como lo fueron seguramente los padres del señor Varela. El Alcalde elegido por el Partido Indígena, por el pueblo  de las veredas de Chía.

El Alcalde del que tanto denigraron en campaña, porque no era de la rosca alta, fuimos nosotros el pueblo, los que lo apoyamos y votamos por él.

En septiembre próximo, antes de irse nuestro amigo el Alcalde, «acatando providencias del Honorable Concejo Municipal» nos va a reducir la vida, de nuestro amplio y valioso predio a una cajita de esas de interés social.

Con indignación y dolor, quiero decirle al Alcalde que no me voy a ir de lo que es mío por derecho, porque este sistema es idéntico al de los grupos armados que hacían salir a los campesinos de sus tierras en todos los rincones de Colombia.

Pido auxilio contra este abuso. ¡Auxilio señor Personero, no se lave las manos como Pilatos!, hágase sentir. No nos arrasen sin armas ¡que eso también es violencia! y de la peor.

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