EN IMÁGENES: El festival de aves que la gente de Chía busca preservar
Este municipio cundinamarqués cuenta con diferentes humedales y cuerpos de agua que están repletos de biodiversidad. La comunidad busca protegerlos.
“Solo conociendo el territorio uno puede defenderlo y por eso hay que mostrar la vida allí presente”, asegura. Y es que en la memoria de muchos habitantes de Chía todavía está presente el triste recuerdo de lo sucedido en el humedal La Chucua, en la vereda la Fagua, que en 2017 fue rellenado durante varios días. El paisaje húmedo, lleno de tinguas, pasó a ser el de un potrero lleno de tierra. Ahora está en un proceso de recuperación.
Por eso ella y más de una veintena de vecinos se dieron a la tarea de intentar que la alcaldía del municipio incluya estos ecosistemas dentro de una estructura ecológica que los proteja. Especialmente, los del sector de Samaria, donde hay un complejo de humedales que se encuentra próximo al río Bogotá.
De hecho, Nubia allí encontró una familia de chorlos gritones con seis crías recién nacidas: un hecho que se convirtió en el primer registro descrito de reproducción en el país de esta especie migratoria boreal.
Además, un comunicado de la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO) resalta que en estos ecosistemas existen de manera temporal o permanente 41 especies de aves y destaca la presencia de la tingua moteada, una especie endémica del altiplano cundiboyacense que se encuentra en peligro de extinción. También hay mamíferos como curies, comadrejas y zarigüeyas.
Los habitantes de Chía temen que los humedales sean rellenados o que diferentes procesos de construcción puedan fragmentar el hábitat de la gran diversidad de especies silvestres.
“Aunque estos humedales están muy desprovistos de juncos, que son necesarios para muchas de estas aves, es increíble la cantidad de especies que habitan allí. Hay mucha vida y alimento para las aves. Pienso que se debe trabajar en un plan de manejo para restaurarlos y preservarlos”, agrega Morales.
Los humedales presentes no son sólo importantes por la biodiversidad de especies que habitan. En el caso de los que se encuentran en el sector de Samaria, conectan los cerros con el río Bogotá, el río Frío y la Reserva Van der Hammen. Son reservorios de agua que muchas veces funcionan como esponjas que absorben los excesos de agua cercanos al cauce del río, filtran el líquido y lo retienen para recargar los acuíferos.
La presencia de patos canadienses, monjitas, búhos, copetones y más aves depende de la preservación de estos cuerpos de agua. Por eso Nubia Morales seguirá con la tarea de mostrarle a su comunidad la gran biodiversidad con la que cuenta Chía y la importancia de cuidar el territorio.