La muerte acelerada de la democracia estadounidense

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Las agencias de gobierno están siendo transformadas para cumplir los caprichos de Donald Trump a un paso sorpresivamente veloz.

Tomado del New York Time, Por Paul Krugman | Opinión|

Las democracias solían colapsar de manera repentina, con tanques que avanzaban ruidosamente hacia el palacio presidencial. En el siglo XXI, empero, el proceso, por lo general, es más sutil.

El autoritarismo está avanzando por todo el mundo, pero su marcha tiende a ser relativamente lenta y gradual, de tal modo que es difícil señalar un sólo momento y decir: “Éste es el día en el que murió la democracia”. Sólo nos levantamos un día y nos damos cuenta de que se ha ido.

En el libro de 2018 Cómo mueren las democracias, los politólogos Steven Levitsky Daniel Ziblatt documentaron cómo se ha desarrollado este proceso en varios países, desde la Rusia de Vladimir Putin hasta la Turquía de Recep Tayyip Erdogan y la Hungría de Viktor Orbán. Poco a poco se fueron derribando las vallas de contención que protegían la democracia, a medida que instituciones pensadas para servir al pueblo se convirtieron en herramientas del partido gobernante para ser usadas como armas contra los opositores. En el papel, esos países todavía son democracias; en la práctica, se han vuelto regímenes de un solo partido. Acontecimientos recientes han demostrado cómo puede ocurrir esto en Estados Unidos.

En principio, el Sharpiegate Trump, en vez de admitir que dio una proyección climática errónea cuando afirmó que Alabama estaba en riesgo por el huracán Dorian, apareció el 4 de septiembre al lado de un mapa alterado con un marcador—. Fue un poco aterrador; no es cualquier cosa que el presidente de Estados Unidos no pueda enfrentar la realidad. No obstante, dejó de ser una broma cuando la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) lanzó un comunicado en el que respaldaba erróneamente la afirmación de Trump. ¿Por qué es tan aterrador? Porque demuestra que incluso los líderes de la NOAA, que debiera ser técnica y apolítica, ahora son tan serviles a Trump que están dispuestos a invalidar las opiniones de sus propios expertos. Si se espera que hasta los que predicen el clima sean apologistas del amado líder, la corrupción de nuestras instituciones es total.

Esto me lleva a un caso mucho más importante: la decisión del Departamento de Justicia de investigar a empresas automotrices por tratar de actuar de manera responsable. Como parte de su yihad contra normas medioambientales, Trump ha declarado su intención de anular las regulaciones del mandato del expresidente Obama que exigían que las automotrices desarrollaran mejoras graduales en el rendimiento del combustible. Tal vez piensen que la industria automovilística agradecería la invitación, excepto que los fabricantes ya basaron sus planes de negocio en el supuesto de que los estándares para el rendimiento de combustible aumentarían. Entonces, según The Wall Street Journal, el Departamento de Justicia está considerando presentar una demanda colectiva antimonopolio en contra de las automotrices, con lo que parece decir que ponerse de acuerdo en normas de protección ambiental es un delito equiparable a la manipulación de precios.

Esto sería perturbador incluso si proviniera de un gobierno que ya hubiera demostrado su interés en aplicar una política antimonopólica real. Sin embargo, proviene de gente que, hasta ahora, no se ha preocupado por el poder de los monopolios. Además, hay pruebas evidentes de que el Departamento de Justicia se ha corrompido por completo. En menos de tres años ha pasado de ser una agencia que trata de hacer cumplir la ley a una organización dedicada a castigar a los opositores de Trump.

En al menos dos casos, Trump parece haber tratado de usar su poder para castigar a Amazon, cuyo fundador, Jeff Bezos, es propietario de The Washington Post, al cual el presidente considera un enemigo. Primero presionó para que aumentaran las tarifas para la entrega postal de paquetes, lo cual dañaría los costos de envío de Amazon; luego, el Pentágono anunció que estaba reconsiderando el proceso para asignar un enorme contrato para computación en la nube que Amazon esperaba ganar en la licitación.

Es difícil probar que estos casos fueron esfuerzos para usar las funciones gubernamentales como arma en contra de críticos nacionales. Pero, ¿a quién queremos engañar? Claro que lo fueron. La cuestión es que así es como se da la transición repentina hacia la autocracia. Las dictaduras de facto modernas por lo general no asesinan a sus opositores (aunque Trump ha sido excesivo en sus alabanzas a regímenes que, precisamente, dependen de la fuerza bruta). En cambio, esas autocracias lo que hacen es ejercer control sobre la maquinaria gubernamental para hacerle la vida difícil a cualquiera que consideren desleal, hasta que la oposición real desaparece. Y está ocurriendo en este mismo instante. Si no les preocupa el futuro de la democracia estadunidense, no están poniendo atención.

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