La proliferación de masacres en medio del silencio de los inocentes
Este viernes 11 de diciembre se conoció la masacre 82 de la estadística. Cuatro muertos. El hecho sucedió en la vereda la Bamaba del municipio del Bagre, en el Bajo Cauca antioqueño.
Cada fuerte y dramático hecho de masacre se termina convirtiendo en un cúmulo de cifras, estadísticas y números sin fin, que solo sirven para registrar este azote que recae periódicamente, casi que de manera exclusiva, sobre líderes sociales, indígenas, campesinos desposeídos con tierra y, colombianos vulnerables, sin que al Estado se le vean acciones efectivas y eficientes para solucionar esta grave situación.
La pasividad, desidia y silencio de los colombianos buenos e inocentes tampoco ha servido para ponerle coto a esta nueva violencia que ahora resurge para acorralar y sembrar el consabido miedo y zozobra en las gentes de las ciudades, pueblos y caseríos, porque la falta de conciencia individual, de acción y exigencia social, tristemente no permite el masivo despertar ciudadano.
Y ni que hablar de los 280 congresistas y de los miles de funcionarios del estado en las entidades de control, la justicia, la policía y el ejercito. ¿Dónde están los recursos del enorme aparato estatal colombiano, uno de los más numerosos y con mayor presupuesto de América Latina?. ¿Qué está pasando en este país fallido dónde la guerrilla que se lo había tomado por más de medio siglo ya se entregó? y ahora, resulta que el país está poseído por las bandas delincuenciales de aquí y de allá como si esto fuera territorio de nadie, como de hecho lo es, porque por más de un siglo quienes han gobernado no han construido país, pues núnca se han preocupado por dejar un legado de orden y principios claros donde la justicia, el respeto y el bienestar del ciudadano colombiano sea la prioridad.
La realidad entonces parece ser que estamos entrando a la quinta generación (5G) del negocio de la violencia en Colombia o estamos haciendo el tránsito silencioso pero firme al criticado modelo Castrochavista, en pleno gobierno de derecha.
Mientras se aclara el modelo, volvamos a las estadísticas que es lo único real que se tiene para reflexionar y no olvidar, gracias a la información que entrega el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz -Indepaz-, como durante este año de recogimiento por pandemia se han asesinado 343 personas en 81 masacres registradas hasta el 10 de diciembre del año en curso.
Los departamentos más afectados con estos hechos son en su orden: Antioquia con 18 casos, Cauca con 13, Nariño con 9, Norte de Santander 6, Putumayo 4, Bogotá 3, Bolivar 3, Choco 3, Córdoba 3, Cundinamarca 3 y Valle del Cauca 3. A continuación, el escalofriante inventario de las masacres con fechas, departamentos, municipios y número de víctimas.