MASA CRÍTICA

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En Chía, las ciclorrutas son técnicamente mal hechas, cortadas en puntos críticos, construidas sobre andenes, angostas o simplemente inexistentes.

Por Jorge Montaña1 | Opinión |

 En algunos diálogos y entrevistas, Alberto Lleras Camargo, expresidente de Colombia y habitante de Chía, se refería al placer con que disfrutaba recorrer sus calles y veredas “como cualquier campesino” en bici.

En ella llegaba al concejo donde ejercía su labor con entusiasmo y humildad ignorando sus galones de expresidente, en aquellos tiempos cuando ser concejal era un honor sin pago.

Durante años, Chía fue conocida como el municipio con más viajes en bicicleta del país. En algún periódico de los años 90s, recuerdo leer que casi había una por habitante.

Tristemente el crecimiento del municipio y sus políticas ignoran y en ciertos casos son omisos o desconfiados de este carácter que se mantiene a pesar de las agresiones y discriminación que algunos ignorantes aún mantienen sobre el ciclista, Si el lector va a Centro Chía con su pareja y deja la bicicleta en el estrecho bicicletero que casi vergonzante ocupa un espacio al lado del andén más remoto de complejo, deberá pagar $4.600 mucho más que si deja su Lamborghini al pie de la entrada principal. Casi no existen bicicleteros por fuera del parque central, uno al pie de la biblioteca y el centro cultural y pare de contar. Ni uno por fuera del centro histórico Bicicletas públicas entregadas por la gobernación o la CAR, se oxidan en bodegas sin uso mientras el crecimiento desmesurado del tránsito vehicular apiñado en vías estrechas, hace inseguro y estresante viajar pedaleando. Aún así, nuestro municipio, según los últimos estudios hace el 19.5% de sus viajes en bicicleta, superando al carro particular y al escaso transporte colectivo. Una cifra que nos pone al nivel de las más ciclo inclusivas ciudades del mundo. Ámsterdam, capital de Holanda y la ciudad con mayores viajes en bici tiene una cifra del 23% . Tanto aquí como allá siguen siendo los reyes del desplazamiento los peatones, en nuestro municipio el 37%.de los habitantes caminan por vías que no tienen andenes para ellos.

Bogotá con mucho orgullo saca pecho por su casi 7% de los viajes en bicicleta y hace un esfuerzo continuado para aumentar y mejorar la ciclo estructura, mientras que Chía con un porcentaje casi tres veces superior ignora que sus habitantes hacen principalmente una movilidad activa y sostenible y ella es parte de su identidad y seña de su raigambre.

Los fines de semana miles salen a recorrer las veredas, aquellas rutas hermosas que compartimos con Tabio y Tenjo y Cajicá y llegan muchos más de la vecina Bogotá encantados con nuestros paisajes y calidez de la gente, favoreciendo de paso el turismo y gastronomía local.

Las ciclorrutas, con contadas excepciones en el centro, son técnicamente mal hechas, están cortadas en puntos críticos, construidas sobre andenes, angostas para bicis de reparto o simplemente inexistentes, lo cual no estaría mal si las vías fueran diseñadas con elementos pacificadores: topes, curvas forzadas o barreras que obliguen al automovilista a bajar la velocidad para defender a las personas. Mientras los carros invaden como reyes las vías veredales con sistemático atropellamiento de mascotas y accidentes, haciendo suyo un espacio público que debe ser de todos, se sigue hablando de una vía perimetral a estos cerros tutelares para ceder el paso a tractomulas y camiones, acabando de una vez con lo mejor que tenemos.

Cómo lo confirmó un estudio de casi 500 millones de pesos contratado por la administración en 2016 para formular la Política Pública de la Bicicleta2, el municipio tiene las condiciones ideales para usarla, es mayoritariamente plano, tiene una temperatura ideal para hacerlo y en términos generales, los automovilistas, que también son ciclistas en ocasiones, son empáticos y respetuosos con quienes se desplazan su “caballito de acero.

Nuestros ciclistas como un verdadero hormiguero, heroicamente se siguen desplazando por toda la ciudad y sus caminos, los automovilistas muchas veces parqueados o atravesados en lugares prohibidos, circulando imprudentemente a altas velocidades, los califican como “ indisciplinados” por andar como moscardones sin tener la misma lógica del tránsito que su pesado, caro y poluente vehículo.

Chía sigue siendo la ciudad de la bicicleta.

Por ello no se entiende cómo en esta época de pandemia, mientras que nuestra vecina Bogotá, hace un llamado a circular en bicicleta y crea nuevas ciclovías que serán tan temporales como el 4×1000, la administración municipal ignore en sus medidas para la contingencia el incentivar y apoyar como solución de salúd y movilidad a nuestro medio de transporte principal.

Desde el 23 de abril la Mesa de la Bicicleta3 le presentó a la Administración Municipal un documento que contempla un paquete de Propuestas y Rutas específicas de trabajo en el contexto de la emergencia y la reactivación social y económica que viene posterior a la emergencia.

La mayoría son medidas sencillas como entregar provisionalmente al personal de salud las decenas de bicicletas que la CAR y la Gobernación le dieron al municipio para que puedan llegar a sus trabajos sin tomar el transporte público o hacer ciclovías temporales y peatonales en vías principales y de alto tránsito. Coordinar con Bogotá una cicloinfraestructura temporal por la autopista norte y las conexiones intermunicipales. Hacer acciones para mejorar la percepción de seguridad de las mujeres ciclistas que además de los peligros de tránsito deben soportar el acoso y grosería de algunos desadaptados.

Otras requieren cierta concertación, cómo dotar a los buses que van y vienen de Bogotá de bicicleteros para evitar que nuestros vecinos que trabajan en la gran ciudad usen el Transmilenio.

Algunas requieren diseño y voluntad política, cómo “pacificar” las vías, es decir Adaptar la regulación y normatividad vigente para reducir los límites de velocidad a 20 km/h en zonas residenciales, 30 km/h en vías longitudinales veredales y 40 km/h en vías principales, ajustar las fases semafóricas a la demanda actual y colocar topes , resaltos y elementos visuales para obligar al automovilista a respetar estos límites pero con espacio prioritario para peatones, ciclistas y otros medios de movilidad activa.

Dentro de estas vías con un diseño centrado en las personas, podremos facilitar la movilidad de los niños al colegio en bici y apoyar a las empresas que fomentan este transporte para sus empleados, especialmente en la zona rural.

Otras implican un trabajo conjunto con varias entidades, para que la ciudadanía entienda la bici como medio de transporte, pero también que los ciclistas sean conscientes de su seguridad y las de los demás evitando comportamientos indeseables y peligrosos, como andar en contravía por las principales avenidas o por encima de los andenes.

Dentro de esta educación ciclística hacer “juegos de roles” invitando a que personas de la administración municipal y los choferes de buses y camiones, recorran en bici las principales vías que usan los ciclistas para entenderlos desde su frágil posición.

Algunas medidas son tecnológicas, cómo usar apps para entender cómo funciona el tránsito de bicicleta en Chía de modo que las ciclorrutas se hagan por donde se necesiten.

En fin, pocas medidas, todas ellas sencillas, pero para las cuales no se tienen respuestas concretas de la administración municipal, el documento presentado por la Mesa de la Bicicleta no ha tenido respuesta alguna.

Pero si ellos piensan que los ciclistas en Chía no tienen poder ni convocatoria están muy equivocados:

Se le llama “ masa crítica” a lo que en se conoce en el ciclismo deportivo cómo “lote” cuando muchos ciclistas hacen un grupo homogéneo y toman su espacio como bloque en la vía. Masa crítica en términos de opinión a favor de la bicicleta es lo que tenemos en Chía. No son pocos los funcionarios que como el expresidente Lleras llegan a su trabajo en cicla, Un par de concejales dejan la suya al pie de la caseta de entrada al concejo aunque allí sean mayoritarias las SUV 4×4 con vidrio polarizado. La comunidad se organiza y existe una Mesa de la bicicleta*, en la que todas las personas pueden participar e incidir, que no se va a quedar quieta.

Chía se mueve en bicicleta, ahora lo quiere hacer por su salud, ¿porque la administración municipal parece ignorar algo tan evidente y elemental?

1 Jorge Montaña es Diseñador Industrial e Integrante de la Mesa de la Bicicleta de Chía. Para comunicarse con la Mesa de la Bicicleta escribir a: mesadelabicicletachia@gmail.com 
2 La Política Pública de la Bicicleta es el instrumento de cicloinclusión en la gestión territorial municipal. Acuerdo 154 del 2019
3 La Mesa de la Bicicleta es un espacio de participación ciudadana encargado de, entre otras cosas de implementar la Política Pública de la Bicicleta y de propender por una Ciudad a escala humana cicloinclusiva y amigable con el territorio y las personas que interactúan con el. Resolución 5724 del 2019

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1 comentario

  1. Carlos Vargas 25 mayo, 2020 at 22:34 Responder

    Sr. Alcalde esto no es que se pueda salir o no, trabajar o no, prestar un servicio o no se trata de preparar una Comunidad para soportar el pico más alto de CONTAGIO tal y como se ha presentado en otros países, tenemos la gran ventaja de conocer de antemano lo que nos va a llegar, como nos va a afectar, encontrar falencias, analizar y fortalecernos para enfrentar una crisis y no nos estamos PREPARANDO EN LO LOCAL PARA AFRONTARLO, estamos dependiendo de las capacidades de Zipaquirá o de Bogotá y, si estas ciudades se colmatan cerrarán fronteras y cada cual por su cuenta para atender a su MUNICIPIO con lo que tengan preparado.

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