Partidismo político: una visión evolutiva
Cauteloso es conservacionismo, y explorador es progresismo. División de la sociedad que, obviamente, no es categórica, tiene matices intermedios.
La extrema polarización suscitada por la ocupación del podio presidencial por primera vez de un liberal en Colombia puede hacer creer que el partidismo político es cosa reciente, o a lo sumo fruto de la era Industrial.
Pero tal comportamiento social hunde sus raíces en el sentido gregario relacionado con el comportamiento nómada que caracterizó a nuestro linaje durante todo el Paleolítico. Improntas de ello están en nuestra configuración cerebral y en nuestros genes.
Así tenemos que el hemisferio cerebral derecho, al estar implicado en la mediación del miedo y el estrés, no solo ha preparado a nuestra especie para enfrentar amenazas, decisiones e incertidumbres propias del nomadismo, sino que en menos de la mitad de la población se hahiperactivado.
Se refiere a los conservadores (y en cierto grado a quienes se ubican en los rangos intermedios), en quienes además el sentimiento que nos hace a todos ponderar más las pérdidas que las ganancias cuando de decidir entre equivalencias se trata está igualmente más activo.
Dimorfismo este que a su vez está ratificado en cierta mutación del gen dopamina implicado en la conducta exploratoria y de búsqueda.
De hecho, al estar sujeta nuestra especie, como muchos animales migratorios, al dilema del nómada, adquirido desde hace unos cinco millones de años con la “caída del edén arbóreo a la sabana”. Facultó al mismo tiempo intercambio genético y conservación del ADN.
Dicho intercambio está asociado con riesgo, incertidumbre y una tensión entre quienes prefieren permanecer más tiempo en el hábitat del momento y quienes abogan por el siguiente (sensibilidad reactiva a la incertidumbre de unos versus el furor por correr riesgos de otros –neofobia vs neofilia-), que corresponde tanto con el comportamiento llamado personalidad animal, como con la hipótesis de selección de sitio local. Donde específicamente el receptor dopaminérgico DRD4 se ha asociado al temperamento de búsqueda de novedades, ej., en ratones de laboratorio suprimidos de DRD4 les condujo a una menor respuesta a la novedad, en contraste en aves como el carbonero común un polimorfismo en dicho gen se asoció con comportamiento exploratorio, y en monos verdes una variante DRD4 se asoció con la búsqueda de novedad.
Significa que no solo la existencia de diferencias en el temperamento (conservador vs explorador) está bien establecida en animales migratorios, sino que la selección del hábitat tiene implicaciones importantes, ya que hay que establecerse en áreas que maximicen la supervivencia y reproductividad.
Lo que no solo se correlaciona con la selección del sitio local basada en el temperamento, sino que en cualquier caso, y más en nuestra especie, tienen que implicar decisiones a convenir entre muchos miembros.
Decisiones que están determinadas por los dos tipos principales de la personalidad animal, que para ajustar también son estrés-dependientes: los cautelosos o más cuerdos tienen mayor expresión de hormona liberadora de corticotrofina en el hipotálamo y mayor actividad en las amígdalas cerebrales, y viceversa en los exploradores.
Y es que los miembros de las especies gregarias-nómadas no pueden ser todos exploradores, ya que, al correr un mayor riesgo de depredación o ataque, la desadaptación del grupo o la especie sería el resultado.
Lo mismo que si todos fueran cautelosos, dado que la variabilidad genética y subsecuentes posibilidades de sobrevivencia frente a los cambios ambientales, también se comprometerían.
Se va entendiendo, entonces, qué cauteloso es conservacionismo, y explorador es progresismo. De ahí que los conservadores sean fóbicos o negativos a todo lo que evoque movimiento o incertidumbre (nuevo ambiente, cambio climático, movilidad social, flexibilidad cognitiva, evolución-desarrollo, estadísticas, cálculo infinitesimal, ciencias …). Y que los liberales o progresista sean fóbicos a lo que implique quietud o statu quo. División de la sociedad que, obviamente, no es categórica, tiene matices intermedios.
