CARTA ABIERTA AL ALCALDE DE CHÍA

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Respetado Alcalde Luis Carlos Segura,

Por medio de esta carta queremos expresarle algunas de las preocupaciones y sugerencias que tenemos para el municipio con base en años de estudio, trabajo y reflexión sobre aspectos puntuales que tienen que ver con los temas de nuestra experticia: el ordenamiento territorial y la planeación urbana.

Como usted bien sabe, el crecimiento urbano del municipio en las últimas décadas ha sido acelerado. El ritmo de la urbanización va mucho más rápido que el crecimiento poblacional. El Plan de Ordenamiento Territorial del año 2000 delimitó como perímetro urbano un área de 608,28 hectáreas. Según estudios de la empresa, Multinacional de Consultorías (IDOM), la huella urbana de Chía en 2010 correspondía a 2522ha y en 2016 a 2953ha. Un aumento de 400 hectáreas en 6 años.  Mientras que la población aumentó de 97.444 personas en 2005, a 129.613 en 2019, esto significa en 33% en 14 años.

Las consecuencias de este modelo para la vida de los habitantes del municipio son bien conocidas por todos, por citar solo una de las más dicientes, como consta en las fichas del Sistema Estadístico del Departamento Nacional de Planeación, (terriData DNP),  a mayor cantidad de habitantes en el municipio menor es el ingreso económico per cápita. Sin embargo, las soluciones propuestas en las administraciones pasadas y las políticas implementadas solo han profundizado las tendencias en una suerte  de resignación, en la que no se ha planeado sobre los mejores escenarios a largo plazo, sino  sobre las  salidas más simples y de corto plazo. 

De manera consistente se ha difundido la idea de un municipio de vocación residencial y se profundizó la dependencia fiscal de los recaudos asociados al proceso de urbanización (principalmente impuesto predial y de delineación). Si bien es cierto que a más viviendas mayor recaudo, no puede pasarse por alto que también se incrementa la población, los automotores y con ellos la congestión. Una población mayor demanda más recursos naturales, y tiene mayores necesidades de atención y de servicios. Chía puede aumentar el recaudo, pero también tendrá más problemas que resolver. Es un círculo vicioso basado en un recurso limitado y no renovable: El suelo. Por eso, la consigna es clara: menos expansión, más cualificación, renovación, mejoramiento de lo existente.

En sus manos y las de su equipo está generar las condiciones para un cambio profundo que detenga las tendencias al declive y que a largo plazo signifique un nuevo rumbo, que mejore las condiciones de vida en el municipio y que le otorgue a éste un poco de autonomía. Sabemos que no es una tarea fácil, pero creemos que usted cuenta con la inteligencia y la voluntad para emprenderla. Por eso, hemos decidido poner a su consideración  las siguientes sugerencias de abordaje sobre algunos temas urgentes:

1.    DEPENDENCIA FISCAL DEL DESARROLLO INMOBILIARIO

El municipio no puede seguir limitándose a la recepción de transferencias y recaudo de tributos. Es urgente encontrar o crear nuevas fuentes de recursos para su financiación: convenios, cooperación internacional, diversificación de los servicios. Es necesario el fortalecimiento institucional, el efectivo control urbanístico y evaluar el esquema de gestión para hacer que este sea más eficiente.

Los recursos captados podrían destinarse de manera prioritaria a la resolución de las necesidades y conflictos asociados a la dependencia de Bogotá, como la provisión de agua potable, así como en el cumplimiento de la Sentencia del Rio Bogotá.

2.    PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL

2.1  Formular un modelo de ocupación claro y con norma urbana basada en estándares de habitabilidad e indicadores de calidad urbana

La falta de claridad en el modelo de ocupación territorial, ha impedido la articulación entre las políticas, estrategias, programas, zonificación y normas urbanísticas del POT.  Además, genera contradicciones, conflictos de uso del suelo y profundiza conflictos socioambientales que desgastan tanto a los funcionarios como a la ciudadanía. Pensemos, por ejemplo, en la situación de los  centros poblados y  de las áreas rurales. Si bien es cierto que la ruralidad del pasado no se puede  recuperar, también es cierto que los centros poblados no son áreas urbanas y  que  los usos  de los terrenos en las  veredas aún incluyen relaciones importantes con la tierra, con cultivos, animales, con chucuas y vallados. Aún existen en Chía medianos y pequeños productores agropecuarios, asociaciones de campesinos que  en medio de conjuntos cerrados  y condominios, se agarran con las uñas  de su tierra  y se asocian buscando estrategias  para pervivir.

Un diseño de norma basado en estándares de habitabilidad, de calidad urbana y  de comprensión del  entorno, permitiría identificar de forma técnica la operatividad de las normas y hacer seguimiento sobre su efectividad, de manera que realmente impacten en la calidad de vida. También permitiría una distribución de los usos y tratamientos más diversa que permita controlar el deterioro espacial y urbanístico en zonas que han entrado en detrimento, como por ejemplo el centro histórico. 

2.2 Diversificación de usos

Entre más diversa una ciudad, más sostenible es. Si Chía continúa especializándose en vivienda para estratos medios y altos y en servicios de fin de semana, consolidándose como un municipio dormitorio, aumentarála dependencia fiscal en el proceso urbanizador, haciéndolo más vulnerable a los ciclos y crisis del mercado inmobiliario; profundizando las actuales dificultades en términos de calidad de vida,  movilidad y aumentando las distancias entre los nuevos residentes con capacidad de pago  y  los  que son excluidos por el encarecimiento de la vida  en el municipio y terminan obligados  a  mudarse.

Los ejercicios de zonificación han generado bloques de usos homogéneos, que han contribuido a expulsión de población del centro histórico y su reemplazo por locales comerciales ha contribuido  al  deterioro  paisajístico y la falta de espacios públicos  contribuye  a  aumentar las  calles  pocos transitadas y la inseguridad.

2.3 Falencias técnicas

Lejos de lo manifestado por los funcionarios de la administración saliente, el Acuerdo 100 de 2016 (POT) no solo fue suspendido por un tema procedimental de participación ciudadana, sino porque fueron modificados precipitadamente aspectos fundamentales del documento que sobrepasan el tema de la concertación ambiental. Además, es de resaltar  que  dicho documento tiene graves falencias técnicas. Por ejemplo:

a)       No se justificó técnicamente, con estudios demográficos, el paso de 256ha de áreas de expansión en el proyecto de acuerdo concertado con la CAR, en 30 de diciembre de 2015, a las 299ha de la modificación parcial de esa concertación en julio de 2016.

b)            En las reuniones de empalme se mencionó que el tema de gestión de riesgo se vinculó al POT con base en los estudios técnicos correspondientes. Sin embargo, estos no especifican cuáles son las áreas de amenaza y riesgo que requieren estudios detallados como lo establece el Decreto 1807/2014.

La administración debe hacer un esfuerzo para gestionar estudios técnicos que incluyan trabajo de campo, a partir del cual se construyan datos fidedignos sobre la situación del municipio en los diferentes sectores del ordenamiento territorial. Los estudios que sustentan el acuerdo 100 no son suficientes, pues además, fueron realizados hace más de 5 años.

Para atender este déficit podría implementarse un programa de colaboración, no monetaria, sino por ejemplo, con información oficial y posibilidades de trabajo de campo, a estudiantes de posgrado realizando investigación sobre el municipio, de modo que los datos y análisis producidos por ellos y ellas puedan usarse como insumo para el diseño e implementación de políticas públicas.

c) El planteamiento del pago en dinero de las cesiones tipo A, que promueven tanto el acuerdo 17 del 2000 y el acuerdo 100 de 2016, contemplan un área que, bajo los parámetros de la norma, no es adecuada para hacerse efectiva. Este sistema de compensación no tiene un mecanismo que garantice que los recursos recaudados se destinen para la adquisición de predios y la generación de espacio público en los lugares en donde se generan las afectaciones, que es donde se deben ubicar las áreas sesionadas.

2.4 Temas que el acuerdo 100 dejó sin resolver: Es urgente definir áreas de uso compatibles con el manejo y disposición de residuos de construcción y de demolición (RCD), la ubicación para una nueva planta de sacrificio y faenaje, un nuevo terminal de transporte fuera del casco urbano y del cementerio.

 2.5 Armonización con POMCA: La propuesta que se debe entregar a la CAR en abril de 2020 debe ser coherente con el desarrollo del proceso jurídico que actualmente se adelanta sobre el Acuerdo 100 de 2016.  De no estar resuelto éste en abril, las sugerencias que se entreguen a la CAR deben especificar la necesidad de contar con los estudios de suelos en las áreas agrológicas que no fueron incluidas en la formulación del Acuerdo 100 y que por lo tanto, el POMCA no tuvo en cuenta.

3. POSICIONAMIENTO SOBRE EL ESQUEMA DE CREACIÓN DE LA REGIÓN METROPOLITANA

Actualmente se está debatiendo en la Cámara de Representantes un proyecto de Acto Legislativo para modificar el artículo 325 de la Constitución Política. Existen prevenciones y desinformación del proceso que han hecho que Chía esté ausente de la discusión. Es fundamental que el municipio defina un posicionamiento y participe activamente en este proceso. No es cierto que con ese proyecto Bogotá pueda anexar a los municipios vecinos, tampoco es cierto que se pierda autonomía, ni que se elimine la CAR. Lo cierto es que, una vez aprobado, este Acto Legislativo definirá las condiciones para la creación de una figura de administración y planeación de nivel metropolitano y resulta estratégico vincularse y participar de manera  responsable e informada. De lo contrario, se corre el riesgo, por una parte, de dilatar  un proceso  que ya tienen un atraso de más de 30 años y continuar sin una figura administrativa que permitiría coordinar acciones para atender problemas urgentes del municipio, como la provisión de agua potable, las soluciones de movilidad, la  protección de la Estructura Ecológica Principal,  la creación de equipamientos de carácter regional,  etc.  Por otra parte, aislarse del proceso es permitir la imposición de una visión de región orientada al lucro de actores privados sobre el interés colectivo y la sostenibilidad territorial.  Por estos motivos, consideramos que es urgente que su administración defina un posicionamiento y se prepare para participar en la audiencia pública (que debe ser en marzo o abril).

Si bien estos puntos no son los únicos urgentes en términos de planeación, consideramos que son estructurales y que a partir de ellos se pueden generar las transformaciones de fondo que Chía necesita  para mejorar.

Agradeciendo su tiempo y su atención, y con el deseo de que tenga una muy buena administración,

Atentamente,

Giselle Andrea Osorio Ardila

Antropóloga, Nacida y residenciada en Chía, es también Msc en urbanismo, Doctora en planeación urbana y regional. Experiencia en formulación de Planes de Ordenamiento municipal  y departamental. Investigadora de conflictos socioambientales, Historia Urbana, Historia Ambiental, Segregación Socioespacial, Ecología Política de la Urbanización.

Luz Marina Rincón

Socióloga, residenciada hace más de 18 años en Chía, es además, Magister en Planificación y Administración del Desarrollo Regional. Con experiencia en diseño, formulación, análisis y evaluación de planes de desarrollo local y regional, así como en temas de ordenamiento territorial con énfasis en el sector ambiental. Práctica en procesos de concertación y participación con organizaciones sociales y comunitarias. Miembro del Consejo Territorial de Chía en el periodo 2008 – 2016.

Javier Muñoz Reyes

Arquitecto, nacido y residenciado en Chía, es Magíster en Diseño Urbano, Máster en Planificación Territorial y Gestión ambiental. Experiencia en Diseño, Consultor de proyectos urbanos, Asesor en proyectos de Ordenamiento Territorial. Docente Universitario.

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1 comentario

  1. Carlos barbosa 8 febrero, 2020 at 07:26 Responder

    Buenos días ilustres amigos de Chía, las normas urbanísticas están en el papel, los problemas se pueden describir de la siguiente manera así.
    1. Corrupción privada y pública.
    2. Falta de conciencia e identidad en lo público por el municipio de Chía.
    3. La cultura de lo ilegal.
    4. Abandono del centro del municipio, en la no renovación de sus zonas.
    5. La cultura de dejar hacer dejar pasar.

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