“Colombia Vive”, agrupación musical de Chía que en la crisis se convirtió en estrella

Con su tesón y calidad artística se dieron a conocer fuera de su patria chica. Ahora, en Chía, son sus vecinos y coterráneos los que quieren disfrutarlos, admirarlos y aplaudirlos.

En la imagen las cuatro parejas de bailarines y con camisas blancas de izquierda a derecha, Jairo Realphe, cantante; Sebastián Vera, bandolista, Luis Tenjo, en la guitarra; Gustavo Vanegas, en el tiple.y Carlos Realphe, primera voz. Foto cortesía Colombia Vive.

Son trece y viven en Chía, son los integrantes de la agrupación musical que se catapultó en la pandemia, entre acordes de bandola, tiple y guitarra. Así, hace 14 años y bajo la dirección de Carlos Realphe, el proyecto musical “Colombia Vive”, revivió con la fuerza de tres generaciones de músicos intérpretes de música tradicional andina. Es decir, con la cadencia de los bambucos y guabinas nacidos entre las montañas y en un futuro cercano, agregarán a su repertorio, cumbias y porros con el rítmico golpe de las olas del mar, o el contrapunteo de joropos que llevan el grito extenso de las sabanas llaneras. 

Realphe, es un reconocido apellido de Chía que vibra al ritmo de la música y el canto. Carlos, su líder, es un músico con una trayectoria de 42 años. Estudió guitarra, pero terminó dedicado al canto. Y así, al lado de Jairo, su hermano, se presentaron durante muchos años como el dueto de los hermanos Realphe. Posteriormente, Carlos hizo parte del dueto Guacarí como primera voz durante diez años, al lado de Gustavo Vanegas y Fernando Bermúdez (Ferruco).

En medio de este largo recorrido, un día Carlos les propone a los integrantes de Guacarí, lanzarse con un proyecto más ambicioso, pero la idea no sonó del todo bien. Y hace catorce años le insistió a su hermano quien lo respaldó y así después de muchas noches de insomnio nace “Colombia Vive”, bajo el lema “hacer gente feliz, mostrando lo nuestro”.

El proyecto se concibió como un trío de cuerdas, un dueto de voces y un grupo de bailarines integrado máximo por cuatro parejas. O sea, 8 bailarines que actúan de acuerdo con la capacidad de los escenarios donde se presenten. Para ello han invitado a músicos del municipio de la talla de Juan Sebastián Vera, bandolista, ganador del Mono Núñez, e hijo de Luis Vera, reconocido compositor de Chía. A Luis Tenjo, en el tiple, y a Gustavo Vanegas, integrante de Guacarí en la guitarra. En las voces los hermanos Realphe, con Carlos como primera, y Jairo como segunda voz. En la danza, figuran, entre otros, Paula Carreño y Nicolás Carreño, director del grupo Danzares.

En el show Caracol durante la pandemia 

Carlos y Jairo Realphe, en su presentación en el Show Caracol. Foto cortesía Carlos Realphe.

Así, “Colombia Vive” surge oficialmente en el 2014 y curiosamente, se fortalece durante la pandemia. Ante la imposibilidad de reunirse a ensayar como grupo, cada quien decide hacerlo desde  casa, eso sí, grabándose. Y así, de estos ensayos surgieron siete videos que llevaron al “Show Caracol”, y desde este momento el grupo se visibilizó a nivel nacional con bastante aceptación. 

Posteriormente, en el 2021, el dueto de los Hermanos Realphe participó  en la “La Voz Senior” de Caracol Televisión, compitiendo con 8.457 agrupaciones,  80 de los cuales fueron seleccionados, y entre ellos el dueto de los hermanos Realphe. Quienes en la función de gala remontaron sus voces a esa colombianidad que hoy, al lado de la bandola, el tiple, la guitarra y, acompañados por los bailarines, les ha permitido cruzar fronteras, llevando consigo toda la majestuosidad de un gran espectáculo de tradición colombiana.

La invitación a México

Integrantes de la agrupación Colombia Vive en las puertas del teatro de la ciudad de Celaya, municipio del estado de Guanajuato, al arribo a esta ciudad. Foto cortesía Carlos Realphe.

En septiembre del año pasado surge una invitación de la embajada de México para la preinauguración del teatro de la ciudad de Celaya, en el estado de Guanajuato. Esta experiencia fue además de estimulante, muy emocionante, comenta Carlos, “porque compartimos con los hijos de Totó la Momposina, quien al finalizar la presentación subió al escenario a bailar como en sus mejores tiempos”.   

El viaje a México se hizo realidad, porque se presentaron a una convocatoria de la Casa de la Cultura de Chía y quedaron entre los ganadores. El dinero del premio se destinó a la compra de los pasajes. Aunque Carlos reconoce el apoyo del municipio, considera que la cultura en Chía merece más atención y más escenarios, pues, el Zea mays0 no da abasto. Según él, es muy difícil tener acceso a este escenario, pues, lo utilizan para todos los eventos oficiales y masivos de la ciudad. Además, considera que la agenda cultural, la cual se programa para los últimos meses del año, debería hacerse desde febrero con una gran oferta de actividades, ya que sostiene que en Chía, hay demasiados buenos artistas, cuyo talento no se conoce y la gente está ávida de espectáculos culturales. 

De la visita de México destaca el convenio que se creó con la alcaldía de Celaya y la Casa de la Cultura de Chía para futuros encuentros. 

Arándanos de gratitud

El año pasado, “Colombia Vive”, también fue invitado por el Instituto Distrital de las Artes, (IDARTES) a presentarse en cuatro conciertos, con los cuales tuvieron lleno total en el Jorge Eliécer Gaitán. En esta oportunidad, comenta Realphe, “se presentó toda la agrupación, incluida las cinco parejas de bailarines, tal y como lo hacen cuando son espectáculos con más de cien asistentes”,

Según nos cuenta la primera voz, las presentaciones de “Colombia Vive”, involucran permanentemente al público presente. Es posible, por ejemplo, que inicien el espectáculo él y su hermano cantando entre el público asistente, o invitando a bailar al escenario a parejas del público que no tienen ningún reparo al verse motivadas por el ritmo y la letra de un bambuco que despierta tanto sentimiento de arraigo y apropiación a la tierra y a la patria. Recuerda que en uno de los conciertos del Jorge Eliécer una señora se apareció en camerinos, con una caja llena de  arándanos de agradecimiento por todo lo que había disfrutado. Ese es nuestro aliento, comenta Carlos, pues, una de las consignas de nuestro grupo es “hacer feliz a la gente mostrando lo nuestro”, lograr reconocimiento, acompañado de muchos aplausos, ya que finalmente en eso, se traduce en vida de este proyecto.

Finalmente, concluye Carlos Realphe, “habría que agregar que sería muy interesante que en los festivales culturales de la ciudad de la luna, antes que pagarle millonarias sumas a los artistas populares, en su mayoría exponentes de música norteña. Se procurarán espacios donde nuestros artistas compartieran, como ha sucedido con Colombia Vive y Totó la Momposina, o como hace algunos años lo hicieron en Bogotá con Cimarrón, grupo de música llanera contemporánea de talla internacional con asiento en Chía”.

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