Covid-19, neoliberalismo y estado de sitio

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El neoliberalismo no solo propicia la extinción de plantas y animales en gran volumen, también lo hace con la biodiversidad étnica y cultural de nuestra especie.

Por William Álvarez Gaviria | Médico Otorrinolaringólogo | Columnista | Opinión|

La expresión estado de sitio proviene de los vocablos estatus y situs (del latín), cuya acepción es: sentado y posición; términos a su vez yuxtapuestos con el de pos-sessio: posesión, que refleja fielmente las dinámicas de acumulación por desposesión, tan propias por un lado del neoliberalismo globalizante, y por otro, del coronavirus pandémico, el Covid-19.

El primero, también llamado fundamentalismo o libertinaje de mercado, representa la forma más perversa en contra de la socialdemocracia y en favor del capital financiero salvaje, cada vez más en manos de menos individuos. Y el segundo, una novedosa, efectiva y pandémica manera para que un DNA exótico se reproduzca a expensas y en detrimento de células y organismos por el infectados.

Es decir, ambas dinámicas corresponden a situaciones excepcionales por las que se restringen los derechos y garantías establecidas constitucionalmente. Es lo que se conoce, y en Colombia de forma mas gravosa, como estado de sitio.

Tales dinámicas de la desposesión o del asedio globalizado se caracterizan por: Producir fiebre, escalofrío e hipoxia. El neoliberalismo, por favorecer y propiciar el calentamiento planetario junto con un exagerado aumento de dióxido de carbono y la disminución del oxígeno atmosférico que lleva a los cambios climáticos, aparentemente contradictorios, que cada vez son más extremos. En el caso del Covid-19 por la tormenta de pirógenoscitocinas en todo el organismo y trombos-pus-cicatrización en los pulmones.

Se encuentran inscritas en el mismo triángulo epidemiológico el medioambiente, el agente y el huésped, siendo el primero la causa más fundamental, debido a que un Estado con una gobernanza ligada, tanto a corporaciones que solo piensan en ganancias, como a patrones históricamente estructurados en actitudes que priorizan los intereses económicos sobre cualquier consideración de salud y bienestar social, constituye el ambiente propicio para aumentar la vulnerabilidad de sus ciudadanos y así poder sitiarles.

Para funcionar se valen del mismo receptor molecular: la angiotensina2, activadora del sistema simpático. Recordemos que este receptor no solo constituye el lugar en las células donde se ancla y penetra el Covid-19 para sitiar al organismo, sino que es uno de los receptores más copiosos en aquellos individuos de personalidad tipo A (avariciosos, competitivos, impacientes, hostiles y excluyentes) parte ínfima de los cuales, junto con algunos herederos de fortunas y súbditos de talante parasitario, han establecido y defendido el neoliberalismo. Aunque no sin padecer efectos colaterales a consecuencia de su mayor tono simpático: hipertensión arterial, enfermedad hepática-renal, sobrepeso y diabetes, principales factores de riesgo, junto con tabaquismo, de muerte a causa del Covid-19.

Ocasionar menor biodiversidad y colapso de la biósfera. El neoliberalismo no solo propicia la extinción de plantas y animales en gran volumen, también lo hace con la biodiversidad étnica y cultural de nuestra especie. Al final, hace que predominen solo dos tipos de humanos: los pocos capitalistas que en su salvaje competición quedan y, la enorme mayoría de desposeídos. El Covid-19, además de competir con las floras intestinales y cutáneas, y los microbios del medioambiente (sustentadores, a su vez de la vida en general), puede calificar como el más insidioso golpe de gracia que termine por colapsar con la biodiversidad del planeta.

En síntesis, una sexta gran extinción que incluya a nuestra propia especie puede estar a la vuelta de la esquina, si es que no nos concientizamos y hacemos lo indicado para hacerle frente. En manos de cada quien está el tomar las decisiones acertadas, para no seguir en este asedio o estado de sitio en que actualmente nos encontramos.

A través de esta columna, nuestra pretensión es presentar un diagnóstico que se compagine lo mejor posible con la realidad. Por lo menos, como un diagnóstico fundamentado en la evidencia y en la literatura científica, ya que en sí mismo constituye parte del ejercicio terapéutico. 

Sin embargo, y a sabiendas de que a quienes más compete gestionar para resistir estas pandemias es a la sociedad entera, y a cada uno de los ciudadanos, solo resta concluir, además de invitar a abrazar el pensamiento sistemático y evolutivo, aspirar a:

Un mundo más igualitario, donde las relaciones humanas se vuelvan menos estresantes y en consecuencia, induzcan mejores defensas inmunológicas y sociopolíticas, algo que hasta a los individuos de estratos altos y neoliberales conviene:

Romper con el terrorífico estado de sitio al que nos ha conducido el neoliberalismo y el Covid-19, y pasar a un estado de resistencia y adaptación, en el que se valide el derecho a una vida digna por encima de cualquier variable económica.

Priorizar el trabajo y el sano emprendimiento por encima del capitalismo salvaje, mediante la libre y sana competencia, la igualdad en oportunidades de riqueza y de gobernanza, en vez de la redistribución de subsidios de índole caritativo y, por tanto, enajenantes, que obstaculizan el empoderamiento personal.

Volverse agnóstico del crecimiento desbordado e insostenible, y trabajar en común para lograr frenar todo tipo de fuerzas hostiles, foráneas o internas que sitian la patria.

Propender por medidas de salud pública para afrontar la propagación de todo tipo de pandemias, teniendo siempre presente que la desigualdad es un problema de salud que afecta a todos por igual.

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